domingo, 27 de noviembre de 2016

LAS ELECCIONES VISTAS DESDE ROMA

ESPECIAL DESDE LA CORRESPONSALIA DEL NUEVO HERALD EN EUROPA                                                    
Por Santiago Cárdenas MD.
Roma de noche es un espectáculo inolvidable. Desde las luces argénteas de Coliseo, hasta la áureas del Domo de San Pedro, pasando por las variopintas que iluminan el Tíbet. A éstas se agregaron la noche del martes 8 de noviembre miles de bombillos que permanecieron encendidos toda la madrugada en las habitaciones de los hoteles donde se albergaba la comunidad estadounidense de peregrinos y turistas  en la ciudad eterna. Estas luces permanecieron insomnes y atentas a la jornada épica en donde fueron derrotados los iluminados de la izquierda pedante.
La diferencia es de seis horas, sumando, hacia Europa. De manera que siendo las seis de la mañana en las inmediaciones de San Pedro ya se daba por casi seguro –las 12 de la noche en Washington– que  Donald sería el elegido. Dije "casi" porque entre pucheros y caritas de sus locutores, la CNN internacional no daba su canal a torcer y se empeñaba en teñir el mapa de azul donde era rojo. No así la BBC, cuya idiosincrasia inglesa era más obsecuente con la realidad; la televisión moscovita en inglés no podía ocultar su alegría y el canal francés, anglo parlando desde la torre Eiffel, se hacía el loco a la mejor tradición gaullista.
          Las seis antes meridiano es la hora pico en los hoteles, donde hay que apurar el grande desayuno continental, una tradición, para salir en una hora o poco más en los ómnibus especiales para los innumerables toures que diseminan a los turistas por la ciudad. Los americanos castizos guardaban un silencio ominoso en cuanto a los resultados; algunos en los pasillos en voz baja decían: Trump won!
            La sotto vocce, supongo, que se debía a la indecisión de las cadenas, la lejanía del epicentro político y para evitar la erupción de una disputa que les echara a perder el viaje a miles de millas de distancia. En definitiva, todos habían votado por adelantado y socarronamente se callaban su emoción, como hicieron los "blancos ignorantes" del centro–este del país en las encuestas, como ahora los califican los pedantes de la progresía izquierdista; la que perdió.
             El papa móvil entró puntualmente a las diez y treinta  AM, en la Plaza de San Pedro para su espectacular liturgia pastoral miercolediana. A esas alturas yo había visto a la derrotada Clinton concediendo. Pero, su Santidad no se enteró. Al día siguiente le dijo a su secretario de estado, Cardenal Parolín que llamara a Washington para la felicitación habitual. ! Ciao; ciao!                       
 

 

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