domingo, 20 de mayo de 2018

MARCO RUBIO: EN EL TIBIRI-TABARA


" Se dicen unas cosas, pero se evidencian otras bien diferentes..."

Por Santiago Cárdenas MD.
Los  estadounidenses nacidos cubanos  debemos estar muy agradecidos a nuestro presidente. Luego del octienio de la obaminación, Trump  le ha devuelto  a los EEUU.,  dos cosas muy importantes: la dignidad  imperial y su capacidad  de negociación. Hay que felicitarlo. Eso, en estas  inciertas décadas del capitalismo del siglo XXI, es  sorprendente.
 Pero, aprovechar esas nuevas capacidades en contra de  una dictadura  marxista sexagenaria y a favor del pueblo cubano en el in xilio… Bueno; bueno, eso es harina de otro costal; “horse of  another color”, como  dirían los  spanglish- parlantes. Habría que comenzar con estadistas, que carecemos; nunca con políticos que  tanto abundan en los corrillos del Versalles y mas allá. Se dice que el presidente ha delegado estos “detalles” en  el senador Marco Rubio, y por ósmosis en el representante Díaz Balart. De ser cierto, ellos se han convertido de la noche a la mañana  en personas muy poderosas en el exilio. Algo así como unos  modernos  summer welles  con computadoras, celulares  y algunos  billetes a su disposición.

 Se dicen unas cosas; pero se evidencian otras bien diferentes. ”Las cosas en el palacio, van despacio”, según el viejo dicho. La lentitud de los  cambios, la  nadiedad en lograr algo  concreto y la permanencia  de la abominación en sus líneas generales: remesas, intercambios, infiltración, mulas, viajeteo etc. ponen  en entredicho la política  hacia la isla de nuestros siempre “duros” congresistas. Hasta ahora: mansas palomas  más  que halcones. Es un decir.
 Más allá de los fuegos de artificios en la calle 8 y de la contracandela a los saladrigadores en la reunión con los capitalistas de Hialeah, tan aplaudidos,  se constatan dos  hechos  incontrovertibles: la floja respuesta, –que raya en el papelazo, – ante las agresiones  grillo-sónicas in Havana, Cuba y la continua postergación de la firma  del Título 3 de la ley de Jesse Helms y Dan Burton: como han hecho  cada semestre  cuatro presidentes en 21 años. Esto último, la piedra angular,  el meollo del asunto, apunta claramente a que Marco y Mario siguen jugando a la bamba. Y tirándole a la de trapo; en el tíbiri, tábara.
  



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