sábado, 30 de junio de 2018

EL SINDROME DE ANA BELEN


"Seguramente no fue bien vista por fidel Castro cuando se decidió a "cantar" para preservar su vida.."

Por Santiago Cárdenas M.D.
En medicina un síndrome es un conjunto de  síntomas (subjetivos, como un dolor de cabeza) y signos (objetivos, como  la parálisis de un brazo). El síndrome de Ana Belén –homónimo de la espía pro castrista sentenciada en el 2002 a veinticinco años de cárcel– es el conjunto de opiniones  y declaraciones que  han llevado a que el stablishment estadounidense  no considere  a Cuba como un peligro para  la seguridad  de los EEUU de América en contra de una evidencia que apunta lo contrario.
 La  evidencia: espías cubanos expulsados de Washington; la remozada  base de Lourdes; el barco  espía  ruso atracado a dos millas de la embajada  de EEUU cuando la visita obámica; los ataques grillosónicos a diplomáticos, el carguero norcoreano traficando armas en el Caribe, el misil Hellfire extraviado y otras muchas tropelerías que nunca  sabremos.

Ana  fue la analista principal que redactó, –cuando estaba en el apogeo  de su carrera de infiltrada, – un informe  que circuló en el Dpto. de Estado y  el Pentágono de la época (1998) haciendo hincapié en la vaciedad de Cuba. Los efectos y las secuelas de ese informe  han llegado  a  nuestros días y son de  uso  habitual   entre los altos políticos,  la diplomacia, la academia, las  universidades y por supuesto de la media  liberal. – “Cuba ya no es un peligro para los EEUU”
Resulta  curioso,  que durante veinte años, la política  de Washington hacia  Cuba haya sido tamizada por este síndrome que proviene  de una enemiga jurada de los EEUU. la cual  era merecedora de la pena de muerte. El ingeniero Manuel Cereijo, un experto,  ha insistido en que reconocer la falsedad  del síndrome  equivaldría  a tener que tomar una decisión militar  en contra de la isla, lo cual no  ha estado en los planes  de ninguna de las  administraciones  estadounidenses, incluyendo la actual, ajenas a lo que sucede en  su traspatio. La alternativa ha sido continuar  durmiendo  con el enemigo y mirar pa’l otro lado.
 Olvidada, o casi, por la  involución cubana y la izquierda liberal, Ana continúa  aislada en una prisión de Texas. Seguramente no fue bien vista  por Fidel Castro cuando se decidió a “cantar” para preservar su vida. Cuba hubiera preferido una mártir portorrico-american achicharrada en una silla eléctrica para sus fines de propaganda  internacional. Pero, su funesto legado ha sido un éxito.



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