"El pastorcito adolescente encontró un trabajo mejor remunerado en un molino de trigo en la ciudad de Almeida..."
Ramiro Gómez Barrueco Ex preso político.
Escritor. Empresario.
Nadie pudo imaginar que aquel niño abandonado en la
Casa de Beneficencia de la ciudad española de Toro, en 1892, sería el patriarca
de una de las más prestigiosas familias habaneras con aproximadamente setenta descendientes
en Dade County. Fue bautizado con el nombre de Lorenzo “de Toro” por ser
inclusero. Fue adoptado inmediatamente por una familia desconocida de un
pueblillo ganadero llamado Piñuel.
El pastorcito adolescente encontró
un trabajo mejor remunerado en un molino de trigo en la cuidad de Almeida. Allí
contrajo nupcias con Isabel Aldana y bajo riesgos y penurias el joven
matrimonio, con su primer hijo Manuel en brazos, lograron su sueño de “cruzar
el charco” y llegar a “La Siempre Fiel” Isla de Cuba.
Se establecieron inicialmente en
Banaguises, Matanzas, y finalmente en La Habana, trabajando y estudiando
Lorenzo fue miembro de la primera promoción de optometristas, con el título número
cinco, otorgado en La Universidad de La
Habana. Estableció su óptica frente al Capitolio Nacional enfrentando con éxito
la exigente agonía de la competencia capitalista.
El manto del amor bajo el signo de
la cruz los privilegio con cinco hijos: Manuel, Carlos, Isabel, Olga y Lorenzo.
El joven Lorenzo De Toro II, siguiendo los pasos de su padre, se graduó de
optometrista en La Universidad de La Habana junto con su futura esposa. Unió
sus esfuerzos al de su padre en Las Ópticas Versailles y EL Telescopio que
fueron intervenidas por el castrismo. La familia De Toro sabía que la palabra
comunismo era inseparable de odio, hambre, miseria, angustia y terror. Todos
emprendieron camino del exilio.
El feliz y ejemplar matrimonio de Lorenzo con María
del Carmen (Nena) Jiménez los premió con cuatro hijos, diez nietos, once
bisnietos y dos tataranietos. Los cursillos de cristiandad impactaron
trascendentalmente su vida y sus metas, ahora pondría sus recursos económicos e
intelectuales en la causa de la democracia y la libertad de Cuba con la cruz
como emblema. Esa fue la razón de cuarenta y siete años de La Revista IDEAL.
Lorenzo De Toro y La Revista IDEAL fueron
un bastión del cristianismo, de las tradiciones nacionales, de los valores
patrios, de Los Derechos Humanos y una trinchera de todas las estrategias
consecuentes de la oposición anti totalitaria cubana. Apoyó a los presos
políticos, Los Hermanos al Rescate, Democracia, El Proyecto Varela, Las Damas
de Blanco, La Asamblea de la Resistencia
Cubana y casi todo esfuerzo loable por la libertad de Cuba.
Su amistad y admiración por Monseñor
Boza Mas Vidal y Monseñor Agustín Román fue fundamental y notoria en su vida;
ambos recibieron el apoyo de Lorenzo y ambos reciprocaron ese esfuerzo enfatizando
en cada momento la importancia de la revista IDEAL.
Fundó o participó activamente en
múltiples y diversas organizaciones como Christian Commitment Foundation, Hermanos
al Rescate, Fundación Nacional Cubano-Norteamericana, Directorio Democrático Cubano,
Movimiento Cristiano de Liberación, Instituto de la Memoria Histórica contra el
Totalitarismo y muchas otras. Fue un intenso y extenso mecenas del cristianismo y también lo fue de opositores y presos políticos.
Mantuvo hasta el último momento
relaciones fraternales con sus compañeros de cursillos de cristiandad y con los
antiguos alumnos del Colegio Belén. Amigo de sus amigos, padre recto y amoroso,
profesional y comerciante famoso, honesto y triunfante; amante de la justicia y
la libertad individual.
Mereció y recibió múltiples honores
en vida, entre muchos otros recordamos: La Medalla Benemerenti otorgada por el
papa Benedicto XVI, “Una Vida Ejemplar” entregado
por El Directorio Democrático Cubano, “Ciudadano de América José Martí” reconocimiento
del Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo y el
nombramiento por los más prestigiosos políticos de la ciudad de un tramo de La
Calle Ocho como Lorenzo De Toro Way.
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