viernes, 26 de octubre de 2018

LA CRUELDAD DE NO TENER VOZ EN LA LIBERTAD


"Tales esperanzas falsas se introdujeron en el debate político entre los Estados Unidos y Cuba por parte del presidente Obama..."

Por José Azel.
La "prueba de desesperación de comportamiento" Es un protocolo clínico que se usa a menudo para medir la efectividad de los antidepresivos en desarrollo.

Una variación de la prueba de desesperación es algo así: las ratas se colocan dentro de un tubo de vidrio lleno de agua donde las ratas luchan sin éxito para salir del tubo. Típicamente, después de quince minutos, las ratas se rinden y se vuelven letárgicas simplemente flotando en el agua esperando el inevitable ahogamiento.
El experimento se repite con otras ratas, pero esta vez, después de catorce minutos, justo antes de que las ratas entren en su letárgica desesperación, son sacadas del agua. Estas ratas que se salvan de la desesperación se secan, se alimentan y se les permite descansar antes de volver a colocarlas en el agua. Esta segunda vez, las ratas luchan por más tiempo, típicamente veinte minutos, antes de rendirse en la desesperación.

Los científicos explican que para estas ratas, el recuerdo del éxito pasado, cuando se sacaron del agua, desencadena algunos mecanismos bioquímicos que dan a las ratas "esperemos" y así luchan más tiempo antes de sucumbir.
Podría decirse que las ratas no experimentan esperanza o desesperación, y cualquier implicación antropomórfica es subjetiva, pero menciono la prueba de desesperación de comportamiento para resaltar la crueldad que inducimos cuando introducimos falsas esperanzas en las expectativas humanas.
Tales esperanzas falsas se introdujeron en el debate político entre los Estados Unidos y Cuba por parte del presidente Obama y sus partidarios con la visita del presidente a Cuba en 2016. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el régimen de Castro generó esperanzas en esa isla trágica que un acercamiento con el Estados Unidos traería prosperidad económica y cierto grado de libertad política. Ni la prosperidad ni la libertad han seguido, y la población cubana está nuevamente sucumbiendo en la desesperación.
Pero, ¿por qué culpar a la Administración de Obama por intentar un nuevo enfoque? Después de todo, la política de aislar al régimen de Castro no había logrado promover la libertad para el pueblo cubano. El problema fue que el cambio en la política fue acompañado por una renuencia a dar voz a las demandas de libertad en Cuba. Significaba una aceptación tácita del despótico régimen cubano. Los partidarios de la política de compromiso se abstuvieron de decir o hacer cualquier cosa que molestara al gobierno de Castro.
No se trata de cómo Estados Unidos debe formular su política exterior, sino de si damos voz a la aspiración de libertad o si elegimos no tener voz. Los pueblos no eligen tiranizarse a sí mismos. Silenciar el deseo humano de libertad es un acto de crueldad.
La legitimación del régimen de Castro provocada por la Administración de Obama violó las aspiraciones cubanas de libertad. No reconoció que sin derechos políticos los cambios económicos carecen de una base duradera. Similar a lo que experimentan los sujetos de rata en la "prueba de desesperación del comportamiento", tales cambios no son derechos, sino permisos sujetos a manipulaciones por parte del experimentador, o en este caso por el gobierno cubano.
A medida que surge una nueva generación de líderes en Cuba, es necesario restablecer la premisa fundamental de la necesidad de la libertad para la felicidad humana. Para el pueblo cubano, la respuesta a su letargo desesperado no es una forma de gobierno de Castro-light donde puedan luchar sin éxito un poco más en un nuevo tubo de vidrio experimental. Solo pueden salir de su probeta comunitaria una vez que haya una ciudadanía libre para ejercer sus derechos políticos y económicos.
Para Cuba, será una transición peligrosa. La democracia exige mucho más virtud de sus ciudadanos que un régimen totalitario. En el gobierno de arriba hacia abajo, el deseo de la ciudadanía de actuar de acuerdo con sus deseos está restringido por el miedo o la fuerza. En una democracia, donde la autoridad se origina con la gente, la única restricción es la disposición de la gente a someterse a la autoridad pública.
Como argumentaron los Padres Fundadores durante el establecimiento de los Estados Unidos; Sin virtud y auto sacrificio, las repúblicas se desmoronan. O, como lo dijo Alexander Hamilton: "Dale todo el poder a los muchos, oprimirán a los pocos". Dale todo el poder a los pocos que oprimirán a los muchos”. Así, el éxito nacional depende de nuestra defensa de la autodeterminación. Nunca debemos estar sin voz en la libertad.






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