ELIO ALBA BUFFILL: TRASCENDENCIA HUMANA, INTELECTUAL E HISTÓRICA.
La aristocracia intelectual
viene de pensar y padecer.
José Martí.
Conocí al Dr. Elio
Alba Buffill a mediados de la década de 1980, un sábado de tertulia mañanera,
en la desaparecida librería Universal de Juan
Manuel Salvat (el querido gordo Salvat) no puedo precisar fecha exacta
ni quien nos presentó, incluyendo a su esposa la Dra. Esther Sánchez Grey.
¿Sería el infatigable, hoy ausente, Dr. José, Pepito, Sánchez Boudy, el profesor René León la, también
desaparecida, poeta Ana Rosa Núñez o el propio Salvat...? No recuerdo como
tampoco olvido que sucedió recién concluido un Congreso de Verano del Círculo
de Cultura Panamericano. Ellos, Elio y Esther, según me dijeron, habían decidido pasar algunos días
de asueto en Miami, antes de regresar a su hogar en Verona, New Jersey.
Aquel día, de sol
deslumbrante, Elio, amante de los libros, revisaba títulos y conversaba
animadamente con todos. Mi primera impresión fue la de un profesor
universitario culto y afable. No obstante, su hablar pausado, mirada directa y
clara me reveló que acababa de conocer a un hombre inteligente y de propósitos tenaces.
Aquella
conversación primera fue el inicio de una amistad la cual, de mi parte, fue
cementada por el profundo amor, sin estridencias ni poses patrioteras, que Elio
sentía hacia Cuba; Regla su pueblo natal, provincia Habana y todo lo que oliera
o supiese a la patria que, por fuerzas ajenas, él y Esther, tuvieron que
abandonar jóvenes y en pleno exitoso
desarrollo de sus profesiones como doctores en leyes; abogados.
Llegado al exilio,
siempre junto a Esther, por un tiempo se radica en la ciudad de Miami en donde
labora como trabajador social en el programa de Ayuda a los Refugiados Cubanos
hasta que, por incentivos del gobierno norteamericano el matrimonio decide
marchar al norte del país para terminar radicandose en el estado de New Jersey.
En New Jersey,
trabajó en el departamento de contaduría de una importante compañía de seguros al mismo
tiempo que realizaba estudios universitarios que le permitieron obtener una
maestría especializada en literatura hispanoamericana y española. Sobra destacar que Esther Sánchez Grey-Alba
logró éxitos similares, sobresaliendo por su especialización en teatro
hispanoamericano.
A partir de
entonces, el Dr. Elio Alba Buffill inició una etapa de vida que lo llevó a
recorrer, como profesor, investigador y autor, España y algunos países de Sur
América. Su amplia biografía profesional, por si sola, habla de su desempeño
académico, logros y distinciones merecidas de las que fue objeto.
Por lo tanto, no es
mi objetivo rememorar lo que todos conocemos sobre su quehacer
profesional. Deseo, en estas líneas
breves recordar y siempre tener presente el trabajo constante, abarcador y diseminador
que el Dr. Elio Alba Buffill, desde el año 1975, al ser nombrado Secretario
Ejecutivo Nacional del Círculo de Cultura Panamericano, le insufló a la
prestigiosa organización así como la celebración de congresos anuales en New
York, New Jersey y Miami, tomando en cuenta que al convertirse en Editor de la
revista Círculo: Revista de Cultura,
logró mejorar la calidad de la publicación al tiempo que la convertía en una
apreciable fuente de conocimientos que alcanzó difusión nacional e
internacional. En el presente son pocas las universidades y bibliotecas en
Estados Unidos e Hispanoamérica que no
posean, en sus colecciones, ejemplares de la Revista Círculo. Se impone añadir que la colaboración, como editora
asociada, en la Revista Círculo de la
Dra. Esther Sánchez Grey constituyó y constituye, hasta el presente, un factor
de importancia imprescindible.
Elio, a través de
la cultura, supo unir a la comunidad culta e intelectual cubana e hispanoamericana.
En los congresos y encuentros siempre hacía que primara, por sobre todo, la
honestidad, el conocimiento académico, creativo e histórica. Esa erudición real
que clarifica la verdad y abre senderos de entendimientos.
Alba Buffill, muy
tempranamente vislumbró, aunque en el presente existen personas que se niegan a
reconocerlo, que el régimen castro-comunista, día a día, perdía la contienda
frente a las fuerzas democráticas cubanas llámese las mismas exilio u oposición
interna. El sistema entronizado fracasaba en el frente ideológico, económico y
social. No obstante, a través de su falsa cultura oficialista, conducida por
pregoneros dóciles buscaba, y aún prosigue haciéndolo, la exculpación y
banalización del desastre creado.
Elio, estudioso y
observador minucioso, alarmado por el enorme daño antropológico y transcultural
que la dictadura totalitaria le infligió a la nación cubana, combatió, desde su
posición intelectual, los intentos de borrar la memoria histórica y cultural
del pueblo cubano.
Charlas,
conferencias, ensayos, libros y la persistencia heredada de precursores, que
alumbraron el cubano siglo XIX, de la talla de Félix Varela y José Martí,
siempre delinearon los objetivos del Dr. Elio Alba Buffill, sin perder de vista
el ejemplo y la labor de otros más contemporáneos como Jorge Mañach, Levi Marrero, Carlos Ripoll, etc.
En la actualidad, al
igual que las personalidades mencionadas en el párrafo anterior, carecemos de
la presencia física de Elio. Sin embargo, su pensamiento vivo y creativo se
suma al de los forjadores y nutre el caudal de conocimientos, ejemplos y
experiencias que, echando a un lado lo tóxico, como en su momento lo fueron las
corrientes de pensamientos, colonialistas, anexionistas y autonomistas,
desbroza el sendero que inexorablemente nos conducirá a la meta soñada de: Con todos y para el bien de todos.
El Dr. Elio Alba
Buffill, el académico dedicado, el ser humano de principios e ideas justas, el
hombre; el amigo de mirada clara y sonrisa franca pervive entre nosotros y perdurará,
con brillo propio, en nuestra historia y cultura.
Así lo patentiza su
amplia y variada bibliografía, entre cuyos títulos, saltando en el tiempo de
creación, podemos mencionar: Conciencia y
quimera, Cubanos de dos siglos,
Estudios sobre letras hispánicas y Cuba:
agonía y deber.
Para concluir,
confieso que al evocar la vida y obra del Dr. Elio Alba Buffill, se impone
citar a nuestro Félix Varela: La práctica de pensar es la que facilita el acierto, y
cuando un pueblo no tiene, por decirlo así, medios para pensar, no puede
esperarse que adquiera dicha práctica. Antes al contrario, se familiariza con
la idea de su incapacidad; deja a otros el cuidado de discutir, y se constituye
en masa inerte.
NOTA:
Tomado de la publicación: Círculo: Revista de Cultura. Volumen XLVI, 2017.
Muy buen comentario de Alertini, sobre Elio Alba, con el cual mantuve una amistad sincera y cordial. Cuba pierde otro de sus grandes escritore.
ResponderEliminarR. Leon