"Muy complejo; pero que se puede resumir en sus tres palabras clásicas: America para los americanos..."
Por Santiago Cárdenas
M.D.
Si algo dejó claro el secretario
Bolton en su visita al Hotel Biltmore es la desaparición de facto del
exilio en su enfrentamiento con la dictadura castrista absorbido en táctica y estrategia
por el gobierno de los EEUU. Eso, que
se veía venir—que se sabía—es ahora una
realidad ante el mundo. El 17 de abril los
EEUU. , de América tomaron pública, oficial
y unilateralmente el problema cubano en sus manos. Aunque era lo sabido, no deja de ser incómodo,
sino doloroso; al menos para mí.
Paradójicamente los cubanos allí presentes aplaudieron con
alegría su entierro
durante la proverbial sobremesa
criolla con postre, tabaco y café. A
pocos, en la calle, les importa “eso”; tampoco, en círculos más educados se escribe o se debate acerca de “eso”. Bye, bye,
exilio coherente.
Resucitar la doctrina Monroe en la lucha contra la intromisión europea en Cuba, a estas alturas del juego, en los inicios del 2019, es lo más cercano al
descrédito y al papelazo en geopolítica.
Claro que los cubanos no lo vamos a
reconocer. Nunca nos ha gustado que nos tomen el pelo.
En el séptimo discurso al Estado de
la Unión ante el Congreso, James Monroe,
nuestro quinto presidente y el último de los padres fundadores, se hizo eco de
lo que su secretario de estado John Quincy Adams le había diseñado con fruición. Muy complejo; pero que se puede resumir en sus tres palabras
clásicas: América para los americanos. Era 1823.
Desde entonces no solamente Castro
europeizó a Cuba a 90 millas del imperio, sino que la burla a la
doctrina se hizo patente al año
siguiente de su proclamación cuando los
británicos renovaron enfáticamente su
soberanía sobre las Islas Malvinas.
Los
franceses de Maximiliano invadieron México en el 62.Ese mismo año Belize fue
renombrada como Honduras Británicas,
una colonia inglesa; los españoles reconquistaron dominicana desde 1861 a 1865. La coalición de Italia,
Alemania y Gran Bretaña bloqueó y bombardeó a Venezuela desde diciembre de 1902 a febrero
de 1903 por un problema monetario con Cipriano Castro. Unos años antes en 1895 en la disputa por la Guayana Esequiba, el 90% del territorio pasó a dominio de Gran Bretaña: la Guayana
Inglesa. Más recientemente, los británicos re-tomaron las Malvinas sin que los estadounidenses dijeron ni pío. En esta
breve reseña histórica los americanos nunca movieran un
dedo, digo ni un barco, ni un misil, en honor al ex presidente Monroe.
La doctrina, como se le acuñó en 1850, en un principio iba ser
aplicada insólitamente junto a la Gran
Bretaña, entonces aliada de los EEUU. Monroe dio marcha atrás, pero entonces se volvió selectiva. Se esgrime contra los enemigos rusos, los
ayatolas o los chinos; pero se tolera
dialécticamente con los amigos ingleses o franceses.
Por supuesto esa selectividad y su
ineficacia han sido el descrédito de los EEUU por más de siglo y medio.
Resucitar el cadáver hediondo de Monroe, –en un intento para
adecuar la política de los EEUU hacia
Cuba según los signos de los tiempos, – necesitaría
de un milagro de grande envergadura como el acontecido en otro cadáver: el de
Lázaro.
Pero, John Bolton no es Jesucristo.
Pobre Cuba.
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