sábado, 4 de mayo de 2019

DEMOCRACIA O AUTORITARISMO PRAGMATICO


"Lo mas preocupante es que el autoritarismo pragmático parece estar ganando popularidad como una alternativa preferible a la gobernabilidad democracia..."

Por José Azel.
¿Alguna forma de autoritarismo es superior a la democracia como modelo político para acelerar el desarrollo económico y la estabilidad? La pregunta se deriva de los éxitos económicos de los regímenes autoritarios en China, Singapur, entre otros. Más específicamente, ¿se exige el autoritarismo pragmático en ciertas circunstancias nacionales?
El autoritarismo pragmático es un término de acuñación reciente para lo que los científicos políticos solían llamar dictaduras benevolentes, despotismo ilustrado, ordictablandas en el ingenio español. Es decir, el autoritarismo pragmático describe un modelo de gobierno en el que “un líder autoritario ejerce un poder político absoluto sobre el estado, pero lo hace en beneficio de la población en general”. El término se ha utilizado para etiquetar regímenes como los de Lee Kuan Yew en Singapur, Augusto Pinochet en Chile, Mustafa Kemal Atatürk en Turquía, Josip Broz Tito en Yugoslavia y otros.

Lo más preocupante es que el autoritarismo pragmático parece estar ganando popularidad como una alternativa preferible a la gobernabilidad democrática. Esta popularidad se debe, en parte, al éxito de China y otros gobiernos autoritarios en la adopción de reformas pragmáticas orientadas al mercado que generan un progreso económico significativo sin renunciar al poder. El autoritarismo pragmático es un modelo muy atractivo para los dictadores que desean perpetuar sus regímenes autoritarios. El totalitarismo de Cuba puede estar avanzando en esta dirección.
Es importante tener en cuenta que mientras que las versiones anteriores del autoritarismo eran altamente personalistas, el autoritarismo pragmático es una forma más desarrollada de dictadura donde la gobernabilidad se vuelve más institucionalizada. También es más ideológicamente pragmático que sus fundaciones leninistas. El autoritarismo pragmático institucionalizado proporciona una sucesión de liderazgo más estructurada y presta más atención al bienestar social.
La institucionalización del autoritarismo también ofrece un mecanismo de gobierno funcional para la resolución de problemas sin tener que lidiar con las irritaciones de la gobernabilidad democrática. El autoritarismo pragmático ofrece déspotas flexibilidad ideológica, eficiencia y durabilidad.
A lo largo de los años, me he propuesto visitar regímenes que practican diversas formas de autoritarismo pragmático, como China, Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia y otros, para explorar si estos modelos ofrecen una mejor alternativa de desarrollo que los regímenes democráticos. La respuesta no calificada es no. Estos regímenes colectivistas imponen costos inaceptables a nuestra dignidad individual.
Me han dicho, y esto está fuera de cualquier campo en el que puedo afirmar mi experiencia, que las culturas asiáticas, en general, tienen muchas palabras que simbolizan lo colectivo y pocas o ninguna palabras que reflejen los derechos individuales. Presumiblemente, esta limitación de lenguaje inherente afecta la forma en que las culturas asiáticas perciben y procesan la información con respecto a los derechos individuales frente a los derechos colectivos.
El punto es que las características culturales pueden ser una consideración importante al evaluar cómo los diferentes modelos de gobierno abordan nuestras percepciones de dignidad. Los regímenes autoritarios restringen el derecho de los ciudadanos a la autoexpresión, suprimiendo la libertad de expresión y la libertad de prensa. Esto ofende nuestra dignidad personal occidental, pero puede ser menos una afrenta en las culturas orientales. No obstante, encontramos democracias y autoritarismo pragmático en las culturas occidental y oriental.
Cuando el autoritarismo pragmático pisotea la dignidad individual, ofrece, en cambio, un sentido de dignidad nacional colectiva que exige un mayor respeto por la nación misma. El autoritarismo pragmático afirma la nación, no el individuo.
Al no tener que preocuparse por la dignidad o la libertad del individuo, los regímenes autoritarios pueden acelerar los cambios económicos. Los regímenes autoritarios también pueden forzar una distribución menos desigual de los beneficios económicos de lo que normalmente hacen las democracias. Estas características las hacen atractivas para algunos. Pero estas no son buenas razones para preferir el autoritarismo pragmático sobre el gobierno democrático.
El crecimiento económico sostenido requiere innovación, y las innovaciones se derivan de las libertades personales, las iniciativas y el respeto por nuestra dignidad. Las democracias son flexibles y poseen una capacidad notable para cambiar el rumbo, tanto en lo político como en lo económico, cuando las cosas no van bien. Los regímenes autoritarios sofocan la creatividad y son reacios a emprender cambios que puedan socavar su autoridad. El crecimiento económico sostenido requiere la gobernabilidad democrática. Desafortunadamente, las naciones a menudo definen la democracia en términos colectivistas y muestran un reflejo irreflexivo hacia el autoritarismo.
El autoritarismo pragmático no ofrece ninguna base de legitimidad política más que la retórica colectivista de "nación primero". La democracia otorga una importancia especial a nuestra dignidad individual y reconoce quiénes somos como individuos a través de las urnas. La superioridad de la democracia se basa en sus respetos por los derechos individuales.



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