lunes, 1 de agosto de 2016

DIVERSIONISMO FASCISTA


Por Luis Marin

Hace tiempo que dejaron de hacer gracia los comentaristas que acusan el gobierno de “fascista” y los agentes provocadores que llaman a las radios para denunciar la instauración en Venezuela de un régimen “fascista”, para revelarse como otro encubrimiento deliberado, una política comunicacional que dificulta identificar como partidos de gobierno al Partido Socialista Unido, al Partido Comunista, Liga Socialista, PODEMOS, PPT, MAS, MIR y paremos de contar para no añadir a las FARC, al ELN, la ETA, etcétera.
¿Cómo va a ser fascista Nicolás Maduro cuyos escasos estudios sistemáticos los realizó en la escuela de formación de cuadros del Partido Comunista Cubano Ñico López? ¿Cómo van a ser fascistas el ejército y policía cubanos de ocupación?
Sorprende que el rector de la Universidad de Los Andes denuncie que está siendo perseguido por “bandas fascistas” y cuando un grupo de seminaristas es golpeado, desnudado y correteado por las calles de Mérida todo el mundo clama contra esta infame “agresión fascista” muy a pesar de que son perpetradas por bandas oficialistas, que visten camisetas con la imagen del Che Guevara, portando banderas rojas.
¿Cómo es esto posible? ¿Cómo un gobierno subsidiario de la tiranía castro comunista puede ser catalogado de “fascista”? Esto no debe sorprender si leemos la carta de un honesto representante demócrata americano que denuncia a Castro como fascista o a un respetable articulista que arriba a la conclusión de que el Che Guevara, en realidad, era un fascista.
La ecuación es de una simplicidad asombrosa, como las buenas ecuaciones: como el crimen, la violencia, la intimidación política son fascistas por naturaleza, entonces, todo el que incurra en estas prácticas es un fascista, aunque calce boina roja y sea un agente del camarada Castro.
Se ha denunciado tan inútil como innumerables veces ese mecanismo psicológico de ciertos izquierdistas que, puestos ante la evidencia de funcionarios rojos que piden coimas para realizar trámites ordinarios, no concluyen de ello que los comunistas son corruptos sino que “este camarada sufrió una desviación de derecha”.
La derecha es vil y mezquina; la izquierda no, algunos izquierdistas se pasan de bando, en realidad, son traidores o inconsecuentes. Quizás por esto los filósofos han concluido que el marxismo-leninismo no es ni puede ser una ciencia, porque no es falseable, sino un sistema de creencias, una religión, paradójicamente atea, pero tan impermeable como la de los evangélicos.
Obama eliminó la palabra “comunista” de su discurso hacia La Habana para no incomodar a sus asesores en Washington y a sus propagandistas en Hollywood; el Papa Francisco la palabra “libertad”, que nunca pronuncia en sus repetidas visitas a Cuba, aunque San Juan Pablo II la pronunció 17 veces en una sola visita.
Por suerte no se declaran antifascistas porque se confundirían insoportablemente con Putin.
 
 

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