domingo, 7 de agosto de 2016

REVOLCATORIO

Por Luis Marin.
La alternativa democrática se comporta como quien deliberadamente se mete en un campo minado y luego se queja de que allí haya minas, con el agravante de la experiencia anterior y las advertencias previas de que nadie debería caer en una trampa tan burda; pero no, ellos debatieron, evaluaron y decidieron que ese es el único camino y allí están, entrampados.

       No obstante, el referendo goza de un extraño consenso universal que va de Obama al general Cliver Alcalá Cordones, de Luis Almagro al Papa Francisco, pasando por el mismo Maduro que fue el primero que lo pidió, asimismo el opositor Henrique Ochoa Antich reveló públicamente que le planteó a su íntimo amigo el defensor del pueblo Tarek William Saab cómo salir de este atolladero y éste le contestó: “Bueno, ahí está el Referendo Revocatorio”.
      El único que no se ha pronunciado es Castro y su silencio pesa más que toda la cháchara de quienes no tienen el control de la situación sobre el terreno: nada ocurrirá sin una decisión del buró político del comité central del partido militar y éste sigue la receta de los maestros de La Habana. Aunque la oposición oficial siga ejercitando su deporte favorito de embestir molinos de viento, luchando con instituciones de fachada como el TSJ que es, como los demás poderes públicos, simple vocero del nudo poder que ostentan los comunistas cubanos.
       Es lamentable que nadie recuerde a Quirós Corradi con su doctrina de “estamos blindados” y no importa más nada, así que da lo mismo presentar batalla en el pantano que en la llanura porque “de todas maneras vamos a ganar”. No se sabe si el pecado es de soberbia confianza en la propia condición o de una ingenua subestimación de la calaña del enemigo, como no tomarse en serio a Castro y Compañía, contra toda evidencia.
       Ciertamente no parece muy responsable exponer a millones de personas a las retaliaciones de un régimen que ha demostrado hasta la saciedad su absoluta falta de decencia con la promesa de que las van a defender, cuando todavía no han empezado a defender a las que desde el 2004 las están sufriendo, precisamente por la imputación de que “firmó contra el presidente”.
        Este es un punto que no por olvidado ha desaparecido, como no lo han hecho sus antecedentes desde la II Guerra Mundial: la cantidad de funcionarios públicos, contratistas y simples arribistas que sacan provecho de acusar a otros de haber firmado para conseguir un ascenso, un contrato o beneficiarse de un modo desleal.
       Las famosas listas Tascón, Maisanta y otras son algo más que tinta sobre papel: No debe haber ni una persona que no haya presenciado, sentido, sufrido por la palabra, el gesto, la actitud de tantos que cerraron un expediente con un simple y lapidario: “Firmó”. Y punto, contra eso no hay apelación posible.
      Uno de los rasgos del populismo que es urgente superar es su odiosa tendencia a transferir las decisiones de un pequeño comité al “pueblo” de manera que ciertos líderes presentan su propia voluntad como si fuera la expresión de la voluntad general, con el beneficio añadido de que la responsabilidad también se diluye y no responden por los daños que causan.
       Esto es evidente en el chavismo, porque Chávez es el pueblo, luego, el pueblo es Chávez; pero se entiende menos en la oposición oficial, que actúa de idéntica manera. Sus intelectuales orgánicos escriben que “el pueblo” depositó su confianza en la MUD y a todos les parece bien.
         Ninguno dice que ésta es una coalición de partidos que se ha impuesto con singular ferocidad y que quienes han tratado de resistírseles han sido, parafraseando a su Secretario General: “aislados, segregados y derrocados por irresponsables y violentos”.
         A estas alturas ninguna de las promesas que hicieron para acceder a la Asamblea Nacional se ha cumplido, como era predecible y fue predicho; pero ahora la pelea es por los candidatos a las elecciones de gobernadores y alcaldes que, como en la Asamblea, todos serán de la MUD salvo los que conserve para sí el gobierno, incluso la cuota de gobernadores militares que hoy son apenas 13, una extraordinaria ilustración de democracia y pluralismo.
       A veces sobresale en la Asamblea el discurso de quienes se esfuerzan por ayudar al régimen a gobernar, pero éste no se deja ayudar y todos los días los que comienzan diciendo “en cualquier democracia”, etcétera, para dejar claro que esta es una democracia, con algunos pequeños defectos, ciertos déficits, acosada, pero viva.
       En el mundo real los hechos seguirán su curso, alejándose cada vez más de los discursos demagógicos.
 

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