"Rosa Maria Paya es la joven y muy articulada hija del asesinado activista democrático cubano Oswaldo Paya..."
Por José Azel.
Damos por
sentado que todos los pueblos aspiran a ser libres, pero la idea de las
libertades individuales no es universalmente aceptada.
Los creyentes de regímenes totalitarios y autoritarios en todo el mundo
sostienen que un enfoque dictatorial para gobernar es moral, justo y necesario.
Algunos ofrecen que una nación en desarrollo necesita una regla de hombre
fuerte para promover efectivamente el crecimiento económico sin los agravantes
de la democracia. Otros sienten que el gobierno autoritario es necesario para
asegurar la ley y el orden. Otros abrazan monarquías, reinos u otras formas
hereditarias de gobiernos para proteger las tradiciones y costumbres de su
gente. Otros creen que su iglesia y gobierno son uno y lo mismo y que sus
creencias religiosas están por encima de un deseo egoísta de libertad. Los
marxistas sacrifican las libertades individuales en el altar del colectivismo.
Si esa es su elección bien informada, estos verdaderos creyentes en el
gobierno permanente de partido único deberían ser libres para no ser liberados,
preferiblemente en otro planeta. Pero, esto plantea la pregunta de cómo debería
una sociedad decidir sobre su forma de gobierno. La respuesta dictatorial es
aferrarse al poder indefinidamente como lo vemos en estados totalitarios como
Corea del Norte y Cuba. La respuesta democrática, por supuesto, es mediante
elecciones libres, justas, competitivas, multipartidistas y frecuentes.
Es por eso que el proyecto Cuba Decide Plebiscito, encabezado por Rosa
María Payá Acevedo, fue una proposición tan refrescante después de casi seis
décadas de gobierno de Castro en Cuba. Rosa María es la joven y muy articulada
hija del asesinado activista democrático cubano Oswaldo Payá, ganador del
prestigioso Premio Sájarov del Parlamento Europeo y cinco veces nominado para
el Premio Nobel de la Paz. Rosa María, como presidenta de la Red
Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, continúa con el trabajo de su
padre para fomentar la democracia en esa trágica isla.
La iniciativa Cuba Decide Plebiscite propone responder por un voto
"Sí" o "No" directo al pueblo cubano una pregunta básica,
pero trascendental:
¿Está de acuerdo con la convocatoria de elecciones libres, justas y
pluralistas, ejerciendo la libertad de expresión? y organizando libremente en
partidos políticos y organizaciones sociales con total pluralidad?
Sería ingenuo esperar que el régimen de Castro acepte celebrar un
plebiscito tan vinculante. Sin embargo, como mínimo, la promoción del
plebiscito proporciona una herramienta estratégica para alentar un debate
político y un diálogo público altamente focalizados, tanto en Cuba como en
foros internacionales. Pone de relieve el hecho de que es la prerrogativa del
pueblo, y nadie más, decidir su forma de gobierno.
Pocos estarían en desacuerdo con el postulado central de los
plebiscitos de que los cubanos deben ser libres de decidir su futuro. Incluso
los partidarios del régimen de Castro encontrarían ideológicamente difícil
oponerse a presentar esta simple pregunta al pueblo cubano. La única forma
intelectualmente honesta de protestar contra un plebiscito como el
empoderamiento de las personas es argumentar que las personas no deberían tener
voz en su futuro y argumentar que las dictaduras son la forma preferible de
gobierno. No muchos líderes internacionales están dispuestos a declarar
públicamente esa preferencia.
El Plebiscito Cuba Decide no es una plataforma política, sino una herramienta
para iniciar el cambio si el pueblo cubano decide que el cambio está
garantizado por un voto "Sí" que ofrece la posibilidad de
alternativas. Un voto "No" legitimaría la regla permanente de partido
único. De alguna manera, la idea del plebiscito ofrece a los líderes cubanos de
los sucesores de Castro una forma elegante y aceptada de cambiar de rumbo o,
como alternativa, buscar legitimar su gobierno de partido único. A medida que
se desarrollen los acontecimientos en la Cuba post-Castro, la iniciativa liderada
por los jóvenes de Cuba Decide Plebiscito puede convertirse en un componente
clave de una transición legítima.
La libertad tiene consecuencias, no todas ellas útiles, pero es inmoral
e injusto privar a la gente de su libertad como lo hacen los dictadores.
Nuestro juicio racional es nuestro medio de vida básico. Si no podemos actuar
de acuerdo con nuestro juicio libre, no podemos vivir plenamente como seres
humanos. Y necesitamos libertad para actuar en nuestros juicios. Después de
décadas de vidas sin libertad bajo el gobierno totalitario, el Plebiscito de
Cuba Decide es una iniciativa dirigida por ciudadanos que fundamentalmente le
pide al pueblo cubano una pregunta de juicio racional: ¿Quieres ser libre?
"Sí" o "No." ¿Quién puede objetar tal pregunta? La
respuesta debería iluminarnos a todos.
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