domingo, 23 de octubre de 2016

EVALUANDO EL SECUESTRO DE NORTEAMERICANOS POR RAUL CASTRO

Por Santiago Cárdenas MD.
Como señalé en el artículo precedente el secuestro de cincuentas norteamericanos por Raúl Castro en las inmediaciones de la Sierra de Cristal en 1958, que conmovió el mundo noticioso de la época, se puede analizar desde diferentes perspectivas. La causa directa fue la fotografía de un rocket estadounidense que no explotó en las inmediaciones de la base naval de Guantánamo en territorio controlado por la guerrilla (se dijo entonces que posiblemente fue filtrada desde dentro de la misma base por un obrero afín al movimiento 26 de julio). El misil mostraba un rótulo que le dio la vuelta al orbe, donde se señalaba su "donación " como una ayuda del gobierno americano al gobierno cubano de Batista.

Aunque la suspensión de la ayuda militar estadounidense era firme desde hacía tres meses –hecho históricamente escamoteado, manipulado e ignorado– Castro Raúl insistió en la cooperación entre ambos gobiernos en su contra, que abarcaba el reabastecimiento a escondidas de los B 26 de Batista dentro de la misma base. Uno o varios bombardeos con bajas civiles por esos mismos aviones en el II Frente Frank País le pusieron la tapa al pomo.

El divertimento que consistía la apertura de varios focos autónomos guerrilleros al unísono para quitar la presión militar sobre la Sierra Maestra funcionó exitosamente como lo había demostrado el Che un año antes comandando una columna extraterritorial a la comandancia general. El hecho se repitió. Fue así que Raúl ayudó a frenar la escatología de la ofensiva militar batistiana del verano del 58 en el norte de la provincia. Además envió un claro mensaje de la viabilidad de la lucha en áreas rurales a escasos tres meses del estrepitoso fracaso de la huelga general del 9 de abril en el llano. La guerrilla urbana no funcionaba estratégicamente. Ahora, el poder absoluto estaba en las sierras; las sierras en plural.
            La psicología independentista de un post adolescente rebelde aspirando a la notoriedad también se hizo patente para los psicólogos amateurs de la época. A los veintisiete años de edad, con novia, armado hasta los dientes y respirando los aires cristalinos y libertarios del pico Cristal, el mensaje de autonomía, con el que soñaba desde niño en Birán, le fue enviado a su hermano mayor junto con las noticias de los rehenes plagiados. Inconsultamente y a cierta distancia.
           Fidel no dijo ni pío. Se conoce extraoficialmente "que desde el primer momento no estuvo de acuerdo con los secuestros" (¿?) y justificó su inacción con la excusa de la lejanía de los dos Frentes y las difíciles comunicaciones en las serranías de mediados del siglo pasado. Nunca un periodista le preguntó acerca de estos hechos, ni aún después del triunfo involucionario. Lo curioso continúa siendo que la planta de radio de la comandancia general de la Plata, tan locuaz y que transmitía todas las noches, enmudeció ante estos acontecimientos de importancia planetaria.  
          El verdadero mentor y guía de Raúl nunca fué su hermano Fidel como se acostumbra a decir acrítica e ingenuamente. El papel que jugó Nikolai Leonov y su cerril antimperialismo en la captura de los abyectos yankees está por elucidarse. Nicolás fue un super top secret. Estoy hablando del mejor y mayor espía de la Unión Soviética de todos los tiempos. Considerado por muchos dentro de la comunidad de la inteligencia como el más grande entre los grandes de la historia de la subversión. Las fuentes  históricas primitivas e ingenuas lo ubican en las Rusias en 1958, tomando un curso de superación. No sería de extrañar que viviera en Cuba en el clandestinaje. Hablaba un perfecto español aprendido en México, donde convivió y adoctrinó al Che y a Raúl durante los preparativos del desembarco del Granma. Leonov de una manera u otra y más o menos explícitamente fue el autor intelectual del primer y mayor secuestro de norteamericanos en América Latina cuando la guerra era fría.
EN LOS EE.UU. EL PRESIDENTE Y LA OPINION PÚBLICA
  El general Eisenhower aconsejado fue de una operación comando o de una invasión desde la Base para lograr el rescate. No lo hizo en el nerviosismo de la crisis del Líbano que estaba en su apogeo y consumía todo su tiempo. De hecho allí desembarcaron los marines unos días después. La Secretaría de la Guerra abrió paso al Departamento de Estado y sus negociaciones en medio de un repudio total hacia la guerrilla de toda la opinión pública estadounidense.
Un memorándum oficial del embajador Smith en la Havana a Washington hacía una evaluación acerca de los motivos del chantaje: 1– Obtener publicidad mundial. 2– Ganar el prestigio que había perdido el Movimiento 26 de julio luego de varios intentos de huelgas fracasadas 3– Forzar a Batista a una tregua incluyendo bombardeos aéreos.4– Ganar reconocimiento público para la guerrilla como fuerza beligerante en Cuba.
El terrorismo impune reapareció poco después en octubre de 1958 con el sangriento primer secuestro de un avión en Latinoamérica. El Viscount de Cubana, Miami– Varadero, se estrelló en la Bahía de Nipe zona de influencia de Raúl, con solo cuatro sobrevivientes. Tres meses después Fidel entraba victorioso  en la Habana y su hermano en Santiago de Cuba.
              Aquellos polvos trajeron estos lodos.



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