sábado, 26 de enero de 2019

LUCHA INTERIOR EN EL PARTIDO


"Las elecciones del pasado noviembre vieron a 15 afiliados de Democratic Socialists of America..."

La idiosincrasia del sistema político estadounidense convierte cualquier intento de mover el Partido Demócrata hacia la izquierda una lucha cuesta arriba.
Por Robert Penn-Davis.
Al haber ayudado la campaña de Sanders a ponerlos de relieve, hay un amplio apoyo a tales programas ambiciosos y universales, y a antiguas demandas laborales como un salario mínimo de 15 dólares. Ambiciosos demócratas que ya tienen cargo ven este tipo de propuestas como una mina de oro electoral, y el discurso sobre la comprobación de recursos para recibir ayudas públicas y un presupuesto equilibrado —un pilar de la Tercera Vía— son cada vez más raros. Candidatos para cualquier cosa, desde los ayuntamientos al Congreso, incluso están sintiéndose lo suficientemente cómodos con el clima político como para competir abiertamente como socialistas democráticos.

Las elecciones del pasado noviembre vieron a 15 afiliados de Democratic Socialists of America (DSA, Socialistas Democráticos de América) ganar escaños en 13 Estados. Entre ellos estaba el treintañero Lee Carter, quien —compitiendo como demócrata— ganó la carrera hacia la Cámara de Delegados de Virginia contra Jackson Miller, titular durante diez años. Otros ganadores incluyen concejales y regidores recién elegidos en Montana, Tennessee, Massachusetts e Idaho, respaldados por secciones locales de DSA que llevaron a cabo ambiciosos esfuerzos para captar votos puerta a puerta.
En las elecciones de mitad de período, candidatos como Kaniela Ing, un miembro de DSA que compite por el primer distrito congresional de Hawái, apoyado tanto por Our Revolution como por Justice Democrats, están esperando que la dinámica de las elecciones locales y estatales pueda traducirse a nivel nacional.
LUCHA EN EL INTERIOR DEL PARTIDO
Como Justice Democrats y Our Revolution están descubriendo, sin embargo, la idiosincrasia del sistema político estadounidense convierte cualquier intento de mover el Partido Demócrata hacia la izquierda una lucha cuesta arriba, especialmente para los que actúan desde el exterior. A diferencia de las democracias parlamentarias, los partidos políticos en Estados Unidos no tienen líderes responsables de guiar la visión y estrategia electoral del partido.
En el nivel nacional, nuestras elecciones en las que el ganador se lo lleva todo significan que los terceros partidos están esencialmente bloqueados en cualquier competición significativa por el poder. Eso hace que los terceros partidos sean funcionalmente irrelevantes, y que las facciones dentro del Partido Demócrata rivalicen por influencia dentro de sus márgenes tanto acumulando apoyo público como consiguiendo la elección de candidatos que estén de su lado.
Eso significa que el partido esencialmente funciona más como una coalición que como una entidad cohesionada, abarcando a todos, desde demócratas Blue Dog (de derecha) a socialistas democráticos. Los líderes del partido son elegidos por un pequeño grupo de miembros y más que imponer líneas ideológicas establecen reglas y funciones burocráticas, al menos oficialmente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario