miércoles, 20 de abril de 2016

NO NOS EQUIVOQUEMOS CON LOS CASTROS


Santiago Cárdenas MD

Sucede frecuentemente, especialmente con los no cubanos, que olvidamos que Fidel Castro ha sido muy consecuente con el pensamiento marxista y con la praxis   leninista. Hizo una  revolución verdadera; y  una  verdadera dictadura del proletariado. El error, anteriormente citado, nos llevó durante decenios  subestimar  a la involución cubana. Hay evidencia: los desastres estratégicos de la oposición en la lucha anticomunista están a la vista.  A solo 111 años, un   breve  período, del manifiesto comunista  de  Marx y Engels   surge en el Caribe una metástasis  increíble  en el dintel de los EEUU. No voy ahora a juzgar si  Fidel era o no era comunista Eso se los dejo a los intelectuales  gustosos  en descifrar  esos "misterios" de la historia que llenarán  muchos  anaqueles de libros museables.
     La concreta es que en 1961 ya se hicieron patentes los estigmas  de la sociedad comunal en nuestra patria: aniquilación de las libertades básicas; persecución de las religiones; cancelación de la propiedad  e internacionalismo. Estos son los cuatro pilares  del marxismo leninismo, cuando es auténtico.
     El olvido o ignorancia de lo que en estas primeras líneas escribí, tiene consecuencias tácticas y estratégicas  importantes. Importantísimas. No se puede tratar a la involución cubana  como si fuera una dictadura burguesa mas, haciéndole obsequios y recomendándoles o procurando  un "soft landing" con remiendos, afeites y cambios paulatinos.
     No hay arreglos. Hay que apuntar a su desaparición. Como sucedió en la Europa  del este cuando la implosión  de la Unión Soviética. Esto se consigue  con presión social  dura y sostenida; diálogos irreverentes;  verdaderas  presiones  económicas, aislamiento internacional  y una definida vocación política de ganar a largo plazo.
      Entre guardarrayas y serventías  la carreta  patria esta aún  a tiempo de hacer la zafra  democrática 

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