sábado, 8 de abril de 2017

CAPITALISMO MILITAR


"EL MODELO CUBANO INCLUYE ESA INJERENCIA MEDULAR..."

 Luis Marin.

Visto que el TSJ actúa según órdenes y contraórdenes que “vienen de arriba”, como lo hace el CNE, la defensoría del pueblo, la contraloría y los demás poderes públicos; interviene espontáneamente Pablo Medina para acotar que en realidad el Poder se encuentra en Cuba, que todo este tinglado es manejado desde La Habana.

Ciertamente “el modelo cubano” incluye esa injerencia medular de las FAR en todo el andamiaje del Estado, incluso en el Partido Comunista que según la constitución es la vanguardia de la sociedad, en el que, por ejemplo, de quince miembros que tiene el politburó, diez son militares.

Pero es que además manejan casi toda la economía de la isla y su comercio exterior a través del Grupo de Administración Empresarial, S.A., que sustituyó a la Unión de Empresas Militares, un súper holding presidido por el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, cuya mejor credencial es ser yerno de Raúl Castro, esposo de su hija Deborah Castro Espín y padre de su jefe de seguridad personal Raúl Rodríguez Castro, el nieto-guardaespaldas, alias “el cangrejo”.

Existen otros emporios empresariales como CIMEX que tiene una división mayorista y otra minorista, la Corporación Gaviota comprende las áreas de turismo, decenas de hoteles, restaurantes, múltiples servicios, CADECAS controla las remesas, cobrando un diezmo por las operaciones cambiarias y así sucesivamente, se puede pasar revista a todas las actividades económicas sin que ninguna escape al control militar.

En Venezuela llama la atención la reciente creación de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (CAMIMPEG), cuyo único antecedente era la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM), ocupada casi exclusivamente de la fabricación y comercio de armas y explosivos.

Pero es que a partir del Plan Bolívar 2000 y el tristemente célebre Central Azucarero Ezequiel Zamora (CAEZ) de los comienzos de la dictadura, se han creado empresas de transporte, sistemas de comunicaciones, agropecuarias, constructora con su filial en canteras y materiales, fondos de inversiones, televisoras, vehículos, viajes y turismo, hasta una universidad, además del antiguo IPSFA, son decenas de compañías y otras instituciones de carácter económico.

Un rasgo común de estos emporios comerciales es que sólo su forma es mercantil, porque se trata de sociedades y compañías anónimas cuyo único accionista es el Estado; pero además se caracterizan por su opacidad, porque como sus gemelas cubanas no publican estados financieros ni están sometidas al control de ningún auditor o contralor externo e independiente.

Otro rasgo distintivo es que no son competitivas, no entran a concursar en un mercado abierto, para ver cuál pueda ser su rentabilidad, eficacia y eficiencia, sino que actúan como monopolios, impidiendo autoritativamente el acceso a inversionistas privados en sus nichos de comercialización y mercados cautivos, prescindiendo por completo de las leyes de oferta y demanda.

Esto dibuja un nuevo “modelo de negocio” que no ha sido suficientemente estudiado y agrega otro ingrediente adicional al carácter inédito de esta novísima dictadura que combina el clásico Estado Patrimonial y mercantilista con una alianza estratégica con el gran capital financiero transnacional, que es su socio y soporte, irónicamente bautizado “socialismo del siglo XXI”; aunque debería ser “capitalismo militar del siglo XXI”.

La globalización, como los dioses del Olimpo, engendra hijos monstruosos.

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