martes, 14 de agosto de 2018

LOS DESHIELOS: EL GATTONEGRO Y EL GATTOPARDO


"Que cambie todo; para que todo siga igual. Es el apotegma de de Lampedusa, en su libro (1958), repetido en dos ocasiones en el fitm clásico homónimo de Luichi..."

Por Santiago Cárdenas  M.D.
Hay quien opina, con cierta razón, que no existen dos deshielos. O sea que el de Trump es la continuación del de Obama pero con retoques cosméticos y socarrónicos. Por motivos didácticos es mejor separarlos. El de Obama fue el primigenio y tiene el deshonor de haberlo organizado Él. Su pecado original fue el secretismo, lo contrario de la transparencia e inclusión que deben presidir los diálogos desde Platón. Hubo, además, una fuerte dosis de absolución de pecados y el secreto de confesión aportados con prestancia por el Vaticano, siempre “apolítico.”
Que personajes como Londoño y Zúñiga, dos extranjeros ajenos a nuestra cubanía, hayan accedido a decidir mi futuro, el de mis hijos y nietos, como el de tantos, es algo que debería hacer hervir la sangre de cualquier cubano. Ninguno fue invitado a las conversaciones. Ni el senador Bob Menéndez demócrata y presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, al cual le pasaron vareta durante la conjura y luego lo trataron de encarcelar. Además, en los primeros meses del deshielo obámico comenzaron los ataques grillos -sónicos. Esa fue la evidencia del fracaso total.
El de Trump entró como un deshielo subrepticio. Sus resultados se miden por los hechos; no por las palabras. Sus fans a ultranza nunca van a reconocer el descalabro. Pero,  “smoke and mirrors” según los anglos y “vaselina” de acuerdo a las expresiones de la picaresca criolla. Algunos lo detectaron primero como el periodista Aldo Rosado con su sección: El cuartito esta igualito. Otros, nos dedicamos a llamar la atención acerca de los hechos con un concepto un poco más elaborado: el gattopardismo.
“Que cambie todo; para que todo siga igual”. Es el apotegma de Lampedusa, en su libro (1958), repetido en dos ocasiones en el film clásico homónino de Luichi
Visconti, cinco años después. Esta frase le ha dado la vuelta al mundo culto cuando narra el arribo del rissorgimento italiano en la Sicilia del siglo XIX.
Pero el gattopardismo europeo de Trump tiene un toque guasón en América, el de la jodedera cubana: Cheo Malanga. Para los jóvenes que no lo conocen: Cheo es el guapo de barrio con un cuchillo de palo. Artistaje sin consecuencias reales.




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