viernes, 31 de agosto de 2018

ACTUAL DESASTRE EDUCATICO CUBANO

La combinación de dos noticias puso de manifiesto hace unos días la crisis profunda del sistema de educación en Cuba.


      La ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez, admitió que para el curso escolar que se iniciará  el 3 de septiembre hay un déficit de 10,000 maestros y profesores. Aplicando un número bajo de 25 alumnos por cada docente, son 250,000 los niños y adolescentes cubanos que no tienen maestro, al menos para empezar el curso.
     Y si es mala esa noticia, nada edificante es la otra. Según testimonios recogidos por Radio Martí, padres y madres de los alumnos se sienten muy presionados y disgustados por las exigencias materiales que presentan las escuelas a los padres para el nuevo curso.
     Como dijo la filóloga Dalila Rodríguez, de Camajuaní, Villa Clara, a los alumnos les exigen una mochila, medias blancas, uniformes, y zapatos con ciertas características y esas son cosas muy difíciles de adquirir cuando el salario promedio en Cuba es de algo menos de 30 dólares al mes. Por cierto,  ese salario es precisamente la cifra  mínima de la ONU para definir la extrema pobreza en África y otras regiones.
    También a los padres les exigen que abonen 1 o 2 dólares para comprar ventiladores para las aulas. Pero  a menudo ocurre que “al curso siguiente ya los ventiladores no existen", como narró a  Radio Martí la activista Yudaxis María Pérez, en Colón, Matanzas.
     La forma en que el gobierno va a “solucionar” el déficit de docentes expresa por sí sola el desastre educacional. Se pondrán a estudiantes a impartir clases, y serán contratados recién graduados y maestros jubilados. Pero de entrada, ese cuarto millón de alumnos sin maestros llenarán miles de aulas sin maestros titulados a lo largo de la isla.
   Claro, la ministra no dijo que el éxodo de maestros se debe al bajísimo salario que reciben. Prefieren convertirse en "repasadores"  abrir una paladar, trabajar en el  turismo, ser bicitaxistas,  o vender  croquetas hechas en casa.
     Entre 2009 y 2017, un total 21,600 maestros y profesores abandonaron las aulas, según la Oficina Nacional de Estadística e Información.  En el curso finalizado en 2009 hubo 270,038 maestros, pero en el de 2017  ya eran solo 248,438.
    Datos oficiales revelaron que de 19,859 plazas disponibles en 2015 para cursar estudios pedagógicos, solo se matricularon 4,398 personas. Es decir, 15,461 plazas (casi el 80%) se quedaron sin cubrir. Nadie se interesó por ellas.  Jovencitos sin aptitud para la enseñanza  sí se alistan en esos planes pero para evadir el Servicio Militar Obligatorio. ¡Valientes maestros!  
   Las escuelas y universidades cubanas tienen una dramática orfandad tecnológica e informativa. En esta época de innovación permanente que abre una nueva era para la humanidad, ahora  basada en el conocimiento, el panorama de la educación en Cuba es triste y desalentador.
   No hay acceso libre a internet,  ni programas de estudios propios del siglo XXI. Faltan libros de texto, así como equipos imprescindibles para las clases y las prácticas de laboratorio. Los edificios y muebles sueltan los pedazos. La corrupción campea entre el profesorado y el alumnado. Con regalitos al “profe” no pocos alumnos “resuelven” ser aprobados fraudulentamente. 
     Condenar a los cubanos a este atraso educacional -en la era de internet y la revolución tecnológica permanente- por culpa del obsoleto régimen totalitario, debiera ser considerada un nuevo tipo de crimen de lesa humanidad.

Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC).




No hay comentarios:

Publicar un comentario