viernes, 31 de agosto de 2018

HEROE DE GUERRA DE EE.UU.



John McCain
1936-2018

HÉROE DE GUERRA DE EE. UU.
Senador republicano y candidato presidencial
en las elecciones de 2008

«Then I’d like to go back to our valley
and see the creek run after the rain
and hear the cottonwoods whisper in the wind»
           
John McCain, in his book Restless Wave.

Por Juan Cueto Roig.
No recuerdo haber escrito nunca sobre la muerte de un político. Hoy lo hago a raíz del fallecimiento del héroe de guerra John McCain, por quien voté en las elecciones presidenciales de 2008, cuando fue derrotado por Barack Obama.
Lo preferí entonces no sólo por estar yo afiliado al partido republicano, sino por mi desconocimiento de su oponente. Y aunque le di mi voto, estaba seguro de que perdería, por haber escogido como vicepresidenta a la inepta e inculta Sarah Palin. Si McCain tenía el apoyo absoluto y garantizado de los republicanos y de la derecha, desde el ala moderada hasta la extrema: los racistas, los ridículos birthers, los supremacistas blancos, los xenófobos, los homófobos, etc., que de ninguna manera iban a votar por Obama, qué necesidad tenía de ahuyentar los votos demócratas y los moderados de ambos partidos, aliándose con una mujer mediocre, famosa por sus declaraciones absurdas y que no representaba los tradicionales valores inherentes al republicanismo. El mismo error cometería Mitt Romney (por quien también voté) en 2012, cuando a última hora se puso a coquetear con los extremistas del Tea Party. Ambos candidatos reconocieron luego lo que aquí menciono como la principal causa de sus derrotas.
Pero lo que me decidió a dedicarle estos párrafos al fallecimiento de John McCain fue la vil y mezquina crítica de que fue objeto durante sus últimos meses de vida por Donald Trump poniendo en tela de juicio su heroísmo; aunque la ofensa, por venir de quien es famoso por las infames campañas de descrédito contra sus rivales, y su imperdonable burla imitando los gestos de un discapacitado no tiene el menor valor, ya que se trata del usual vómito de odio de un ser indigno. Además, quién es él (ni ninguno de nosotros) para adjudicar grados de heroísmo a nadie, sobre todo si provienen de quien se valió de espurias razones para no servir en la guerra. 

 Y qué bien hizo John McCain en prohibir la presencia de Trump en sus exequias para que no mancillara con su vulgaridad, su indecencia y su desfachatez, la tristeza de una familia honorable. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario