martes, 3 de marzo de 2020

ALGUNOS HAN DEJADO DE ACEPTAR PAGOS EN CUC


Unificación monetaria: en sus marcas, listos…
Algunos han dejado de aceptar pagos en CUC, y no han sido pocos los que han invertido sus ahorros ante el temor de perderlos en un cambio desfavorable

 GLADYS LINARES LA HABANA, Cuba. – Manolito es un pintor de autos que lleva algún tiempo guardando CUC para comprarse un carro (claro está, de los que llevan años rodando) y está preocupado porque leyó en la prensa que la unificación monetaria esta próxima a consolidarse. “Y es que aquí no se puede hacer planes, porque vivimos con mucha incertidumbre. Hoy es una cosa y mañana, otra”, se queja. Hubo un momento en que pensó cambiar los CUC por pesos (CUP), pero ahora opina que lo mejor es cambiarlos por dólares, “moneda dura”, pues, aunque tenga que perder algo en el cambio, su dinero estará seguro. Pero se le hace difícil conseguirlos, porque los que viajan están detrás de ellos.

A finales de 2019, sin previo aviso ni dar explicaciones a la población, cerraron las Casas de Cambio (CADECA) con lo cual afectaron a muchos jubilados que cobraban en ellas –uno de los servicios que prestaban estas a la población, que hoy tiene que hacer largas colas en los bancos–. Al mismo tiempo se inició el experimento de dar el vuelto en CUP en dos tiendas capitalinas. En el mismo periódico se informa: “En un comunicado reciente del Banco Central de Cuba (BCC) se afirma, como parte de las medidas de ordenamiento monetario, que lleva a cabo el país, se decidió iniciar el experimento de los cambios en pesos cubanos (CUP) en dos unidades de dicha red de comercio minorista”. Así comenzaron las especulaciones y la desconfianza se apoderó de la población. Los que compraban y cambiaban CUC “por fuera” dejaron de hacerlo. Al mismo tiempo, algunos particulares dejaron de aceptar pagos en CUC, otros trataban de cancelar o sacar los CUC de sus cuentas bancarias, y no han sido pocos los que han invertido sus ahorros ante el temor de perderlos en un cambio desfavorable. Me comentaba una empleada de la Western Unión que la entrada de remesas por esta vía ha mermado, aun durante el fin de año. Y es que los cubanos del exilio, ante la inestabilidad de estos últimos meses, utilizan otras vías para enviar ayuda a su familia.
Cuando se acabaron los socios (países socialistas de Europa del Este) a Fidel Castro no le quedó más remedio que despenalizar el dólar –el dinero de sus enemigos–. Esa fue para él una gran derrota frente al imperialismo. Ahora necesitaba de los cubanos en el exilio para poder “insertarse en el nuevo contexto de la economía internacional”. Para ello, además, legalizaron el envío de remesas familiares y fueron creando toda una estructura para la dualidad monetaria, como las mencionadas casas de cambio de moneda extranjera, tiendas recaudadoras de divisas, cuentas de ahorro en divisas y estímulos en divisas en determinados centros de trabajo. A pesar de todo esto, el paso de los años demostró que el sistema socialista no funciona.
En los últimos años, Venezuela con su petróleo apuntaló en algo la endeble economía cubana. Pero cuando se acabó esa ayuda, quedó al descubierto la aguda crisis económica. Como en el período especial, los comunistas acuden a la comunidad cubana en el exterior, esta vez con una ingeniosa y cruel forma de aprovecharse de las necesidades de sus familiares en Cuba para sacarles los dólares –hablan de “captar divisas para la economía”–: la venta de artículos electrónicos, automotrices e informáticos –nunca alimentos–, exclusivamente a través de tarjetas internacionales VISA y Mastercard (siempre y cuando no sean emitidas por bancos estadounidenses). Sirven también las tarjetas emitidas por bancos comerciales cubanos y por FINCIMEX. Los depósitos sólo se admiten en moneda libremente convertible (MLC). Y si es en dólares americanos, se roban el 10 %.

ACERCA DEL AUTOR
Gladys Linares. Cienfuegos, 1942. Maestra normalista. Trabajó como profesora de Geografía en distintas escuelas y como directora de algunas durante 32 años. Ingresó en el Movimiento de Derechos Humanos a fines del año 1990 a través de la organización Frente Femenino Humanitario. Participó activamente en Concilio Cubano y en el Proyecto Varela. Sus crónicas reflejan la vida cotidiana de la población.

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