Desolación y
ruinas envuelven San Miguel de los Baños.
Con este título, hace varios meses el Blog 14yMedio publicó un
artículo, bajo la firma de REINALDO ESCOBAR sobre el antiguo centro
turístico cubano. Comienza describiendo la imagen que proyecta, en la
actualidad, lo que queda del edificio del Hotel Balneario:
Una enorme ruina sale al paso entre
los matorrales. El edificio de fachada ecléctica era el hotel del Balneario de
San Miguel de los Baños. Hoy sólo alberga telarañas, ratas, árboles que crecen
entre los muros, y recuerdos, muchos recuerdos. Los más jóvenes ni siquiera
saben que en el país hay un sitio así, donde el agua sanadora brota de la
propia tierra.
Bendecido por la naturaleza con
abundantes manantiales medicinales, San Miguel de los Baños pasó, en menos de
un siglo, de la prosperidad al abandono. Algunos vecinos creen que se trata de una maldición… Y están en los cierto, ha sido la maldición del castrismo la que llevó a este, –en otro tiempo paradisiaco– lugar al estado en que hoy se encuentra.
Lo cierto es que aquel majestuoso edificio que deslumbraba a cuanto viajero lo visitaba y que era centro del complejo arquitectónico y orgullo de los pobladores, es hoy un inmueble
desolado e inhabitable, a pesar de su utilidad pública, de sus valores
culturales y de su historia. También es cierto.
Y
prosigue: La leyenda cuenta que un
esclavo llamado Miguel, escapado de su dotación, fue quien descubrió los
valores curativos de aquellas aguas. Y a continuación se refiere a los
valores curativos de las aguas: …sólo a
finales del siglo XIX se confirmó científicamente que contenían un 60% de
minerales, entre ellos azufre en estado coloidal. Los manantiales fueron
reconocidos también por sus características alcalinas y bicarbonatadas, capaces
de aliviar ciertos padecimientos de las vías digestivas y urinarias, además de
otros problemas de salud: anemia, gastralgia, dispepsia, diabetes, urticaria,
clorosis, nefritis e incluso neurastenia.
Y
continua la historia. Un adinerado
abogado santiaguero, –tengo entendido que era pinareño, pero no es
relevante, uno u otro sitio– Manuel Abril
Ochoa, llegó a San Miguel de los Baños en 1906 para comprobar si en aquellos
manantiales estaba la solución a sus problemas digestivos. Todo indica que la
encontró porque tomó la decisión de establecerse allí y construir el lujoso
balneario… No solamente lo decidió, sino que prometió no salir nunca mas de los
límites del pueblo, y lo cumplió. Recuerdo como se hacía llevar en su
automóvil hasta donde se reconocía como limites de San Miguel, y se regresaba,
sin salir del área.
El
Hotel Balneario se inauguró en el mes de agosto de 1929 y fue la vivienda del
“doctor Abril”, hasta que el hotel y el resto de las instalaciones de los
manantiales fueran intervenidos por el régimen castrista.
Aquí
comienzan la “inexactitudes” que me confunde en cuanto a su intención. El
señor; Reinaldo Escobar, continúa su artículo así:
En su infinita buena fe, o ingenuidad,
el doctor Abril dispuso que tras su muerte las instalaciones fueran cedidas al
Ministerio de Industrias, que en enero de 1962 estaba bajo el mandato de Che
Guevara. Totalmente incierto. El doctor Abril, luego de la intervención
del hotel fue alojado en una casa ubicada en un sector llamado “Reparto Blanca
Nieve”, donde a las pocas semana tuvo un accidente y fue conducido al hospital
provincial en Matanzas, –saliendo por primera vez desde su llegada al lugar a
principio del siglo XX –…donde murió. Otra barbaridad histórica, es afirmar que
Guevara se hizo fabricar el Hotel Villaverde. Este hotel fue construido en los
años cuarenta, y sus propietarios era el matrimonio formado por Manuel
Villaverde y Adelaida Escudiere. El único contacto del criminal comandante con
el Villaverde, fue que pasó un fin de semana alojado allí, cuando aún, el
hotel, no había sido intervenido.
El Balneario de San Miguel de los
Baños tuvo su época dorada en los setenta. Cubanos de todas las provincias
acudían en peregrinación esgrimiendo sus recetas médicas debidamente acuñadas.
Allí se gestó una de las primeras iniciativas de lo que hoy se ha dado en
llamar Turismo de Salud. Una
tontada. La época dorada del Balneario, terminó a principio de los años
sesenta, poco tiempo después de las intervenciones. San Miguel nunca volvió a
ser lo que era antes del 1959, cuando, después de la playa de Varadero, era el
lugar preferido a nivel nacional para vacacional.
Prosigue
el señor Escobar:
Ajenos a los sismos políticos, los
manantiales siguieron brotando con generosidad, pero los burócratas locales en
su habitual oportunismo se encargaron de desbaratar las instalaciones del
balneario. Las utilizaron primero para albergar a damnificados de huracanes,
luego como oficina del sector gastronómico y, finalmente, para realizar las
fiestas conmemorativas por la creación de los Comités de Defensa de la
Revolución (CDR).
Saquearon todo: las tazas de los
inodoros, las baldosas de mármol de las escaleras, las puertas y los marcos de
maderas preciosas, las camas con sus colchones, los sillones y sofás, las
sillas y mesas del comedor, los fogones de la cocina, los grifos y lavamanos,
los azulejos. Sólo se salvaron algunas pesadas bañaderas de hierro esmaltado
empotradas en el piso. Nadie sabe a ciencia cierta a dónde fueron a parar todos
aquellos despojos del palacio.
Y
concluye:
El taxista particular que me saca de
San Miguel de los Baños me cuenta otros horrores que sufrió el resto de las
instalaciones hoteleras de la otrora próspera villa. Pero habla también de sus
esperanzas desde que, hace un año, el Ministerio del Interior ha tomado el
control de los manantiales con el proyecto de hacer allí un sanatorio. Me
traslada el rumor de que Eusebio Leal, sanador de La Habana Vieja, está tomando cartas en el
asunto y que “con esto de la nueva ley de inversiones extranjeras” quizás
quieran poner allí –donde ahora hay unidades militares– un campo de golf.
No todo está perdido: Dice Escobar,
y yo lo creo igual, pero ha costado seis
generaciones, hasta ahora, para que la esperanza de que San Miguel resurja con
el mismo esplendor de antes, sea una realidad.
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