sábado, 12 de marzo de 2016

ENTRE MAL ENTENDIDO Y REALIDADES

Por. DR. SANTIAGO CARDENAS drsc@bellsouth.net

 
Se da por entendido que  nuestra  santa Madre y Maestra está para mediar entre las partes por muy antagónicas que sean. En el transcurso de los siglos  lo ha hecho; y lo ha hecho  bien. Basta con revisar la historia.
Luego de zanjar diferencias y poner  a  poderes  antagónicos  a conversar, debe retirarse  muy discretamente.... a orar. Nunca; nunca  tomará las posiciones de  alguna  de las partes. Es por eso  que cuando la iglesia violó  su protocolo para el diálogo, –al cual conoce muy bien desde que estudió a Platón–,  los cubanos tuvimos que darle el beneficio de la duda.
Violar el protocolo es olvidarse de la transparencia, actuar en las penumbras durante  dieciocho meses y descartar  la inclusión –en este caso ignorando al exilio y la oposición– que es el meollo de cualquier negociación viable. Por tanto el 17 de diciembre del 2014 no hubo un inicio de un diálogo; sino una apuesta por el aventurerismo  y la improvisación política, cambio cosmético y a paso de Chencha, la Gambá, como propone, impone, el mono-partido cubano.
No era de extrañar, puesto que los autores intelectuales  de los "acuerdos"  fueron  dos cardenales  controversiales. Mons. Jaime Ortega, junto al Almendares y el secretario de estado –el "papa " en funciones cuando Benedicto–  Tarsicio Bertone junto al Tiber. El Obispo de Roma, Francisco, no era un ignorante. Su nuncio  apostólico en Cuba, Bruno Musaró  había advertido públicamente en Italia cual era  la  real situación en Cuba. Por supuesto, Bruno no pudo regresar a la isla y su histórica homilía  guardada  en algunos  de los archivos del Vaticano.
Pasado  el tiempo la iglesia jerárquica se ha ido alineando a  a las posiciones de  los presidentes  de EEUU y de Cuba. Parece mostrarse  a gusto con una situación  que no ha sido consensuada  por  el pueblo cubano. Una iglesia constantiniana-imperial, la del siglo XXI
Ahora, la madre y la maestra no son   mediadoras, ni facilitadoras. Ahora  la iglesia no es  neutral; tomó partido por los poderosos. Y no reconoce a  sus pobres. ¿Misericordia selectiva? Ahora  participa en  conversaciones  y  en arreglos, a la chita callando. Pero, eso.....Eso  es un grave error. Aunque los apologistas  habituales traten de  justificarlo.
Una iglesia  obsequiosa a un  dueto presidencial paradójico en un asunto tan controversial, se aleja de las  percepciones  del cubano de a  pie y del pueblo de Dios que continuará  votando por la estampida  y sospechando de  su jerarquía.

 Del deshielo al descrédito no hay más que un paso. Por los frutos nos vamos conociendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario