sábado, 24 de diciembre de 2016

CATOLICOS POR CLINTON

"SU NUMERO O SU PESO ESPECIFICO EN LAS ELECCIONES NUNCA SE SABRAN..."

Por Santiago Cárdenas MD.

Los hubo. Sí que los hubo. Su número o su peso específico en las elecciones nunca se sabrán; los católicos nunca votamos, ni votaremos, con un voto consensual, sino individualmente como dicta nuestra  conciencia.

La "conciencia " en este Año de la Misericordia tuvo cambios sorprendentes, espectaculares. El aborto dejó de ser la piedra angular de las decisiones en la una, santa, católica y apostólica. La Madre y Maestra influenciada por los aires franciscanos relativistas que soplan desde el Vaticano ha hecho un giro sorprendente que por callado no deja de ser espectacular. “¿Quién soy yo (somos) para juzgar? " Es el motto predilecto promocionado por la prensa secular. La civilización del espectáculo de la Plaza de San Pedro también incluye dejar el aborto y sus consideraciones morales como tema único en la evangelización. Hay que ser más aperturistas, repiten.
Las orientaciones –algo me recuerda, un tufillo, al monopartido de Cuba–;  tengo que decirlo aunque alguien se rasgue la guayabera; las orientaciones multipolares, repito, nos llegaron como en cada ciclo electoral en un flyer tricolor muy bonito, que es una obra maestra de equilibrio y armonía."A guide to Catholic Voting “, repartido profusamente en todas y cada una de las iglesias de la archidiócesis  de Miami. El imprimátur es del obispo Kevin de South Bend, Indiana.

Abro un paréntesis porque en este folleto se habla “de la separación de la iglesia del estado", como expresión del pensamiento de los Founding Fathers. Falso. Lo que sí queda claro en la Constitución es que ninguna religión debe recibir un trato preferencial de cualquier gobierno.

Desviaciones aparte. Nunca he visto en mi corta y larga vida la frialdad con que habla de la terminación de la vida de los inocentes, como hizo durante la campaña la señora Hilaria Clinton. Increíble.

 ¡¡Que corazón más duro!! Que cara tan cínica, sin remordimientos. En su fervor por promocionar el "cuerpo de las mujeres; y su derechos " me recuerda a cualquiera carnicera nazi o comisaria de los gulags rusos pero con micrófono y televisión, disponiendo de la vida de otros. Ruego que en su retiro definitivo de la vida pública Dios la tenga en compasión.

En fin, yo que no soy republicano, ni me entusiasmo mucho por Trump *, les recuerdo a mis hermanos católicos –ignorantes, diletantes, izquierdo-socialistas o snobistas, –  que con todo su derecho votaron por una abortista explícita, que es el momento de leer el Canon 915, aún vigente. Están excomulgados; o casi. Pueden asistir a misa; pero no comulgar.

Estamos en Navidad. En todo el mundo cristiano celebramos un nacimiento; no un aborto, que es un asesinato.


* Por cierto, paradójicamente, el presidente electo está ahora en condiciones de hacer el gran milagro. Lo impensable. Revertir Roe vs Wade.

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