viernes, 16 de diciembre de 2016

GOEBBELS PERDIO

Por Héctor Carbonell Arena.

La campaña de satanización falló. A pesar de los millones invertidos en desinformar a la población, de repetir las mismas mentiras y algunas medias verdades venenosas diariamente, los electores no les creyeron, Estos métodos, sumamente eficientes cuando son la única fuente de información, no tienen la misma fuerza en una democracia con libertad de expresión, y mucho menos en la era digital.
Los votantes, al final decidieron elegir a quien le ofrecía un mejor futuro.
Atrás quedaban las anécdotas picarescas y las expresiones groseras de Donald Trump, las mentiras y la corrupción evidente de los Clinton.

Donald Trump planteaba rebajar los impuestos y reducir la perisología, para impulsar el desarrollo de la economía con el consiguiente aumento de los empleos. Deportar de inmediato a todos aquellos que tuvieran record criminal y analizar después lo más recomendable con los demás indocumentados. Revisar los tratados comerciales para mejorar los contratos o eliminarlos cuando fueran perjudiciales a Estados Unidos. Liquidar el terrorismo islámico y evitar la entrada al país de los musulmanes que no estuvieran escrupulosamente chequeados. Eliminar el fatídico Obama Care y sustituirlo por un sistema eficaz y asequible a las masas trabajadoras. En el plano internacional reducir los gastos no imprescindibles. Fortalecer nuestras fuerzas armadas y establecer alianzas con Rusia y otras naciones que compartan nuestra civilización y nuestros enemigos.
Hillary Clinton proclamaba continuar la política del presidente Obama, que no escatimó gastos ni tiempo para apoyarla. O sea, continuar con el fatídico Obama Care que ha engrosado de un modo gigantesco las arcas de las compañías de seguros y los laboratorios médicos. Ha creado una nueva clase que es la de los sub-empleados que trabajan aproximadamente entre 15 y 25 horas, casi siempre salario mínimo, pero que ayudan a maquillar extraordinariamente las cifras de desempleo. Aumentar el ingreso indiscriminado de refugiados musulmanes. Continuar engordando la ya mas que duplicada deuda del gobierno federal para seguir la regaladora de dinero interna y externa. Seguir el contubernio con Irán y otros enemigos que solo desean nuestra destrucción.
Aunque estoy convencido que la proyección hacia el futuro de los planteamientos de Trump fue el factor decisivo de su triunfo, en una decisión tan importante como la elección del presidente de los Estados Unidos otros elementos entran en juego. La credibilidad es sin duda uno de los más importantes, no basta que gusten las promesas, es necesario creer en la factibilidad del candidato en llevarlas a la realidad. Aquí la secretaria Clinton se encuentra en franca desventaja, mintió en el Congreso, mintió al FBI y le mintió al pueblo americano cuando permitió que masacraran a nuestro embajador en Benghazi. Entre los innumerables pecados que la gran prensa atribuyó a Trump no se encontraba el mentir.
Por último, y no menos importante. La actitud hacia el obrero norteamericano, no solamente blanco, de todos colores y etnias. Desde que comenzó el proceso de globalización se han esfumado más de siete millones de empleos manufactureros, la mayoría ha tenido que tomar empleos peor pagados y el resto ha ido a engrosar la nueva clase de sub-empleados o están desempleados. Poca atención y no precisamente positiva recibió esta situación en la campaña de Hillary. Los ingresos reales de estos obreros han ido disminuyendo a pesar de que su productividad ha seguido aumentando constantemente. Trump ha prometido revertir esta situación que solo ha sido escandalosamente beneficiosa para los dirigentes de las grandes compañías que ganan en un día lo que un obrero en un mes, y algunos hasta mas.
Definitivamente el pueblo americano no se dejó engañar.

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