viernes, 25 de agosto de 2017

POR QUE EL ICCAS

"El trabajo del ICCAS siempre reflejó el compromiso de sus directores con la democracia.."

Por Pedro Corzo


 Lo que ha sucedido con el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos, ICCAS, sus directivos y empleados, es otro peldaño ascendente en la pretensión de quienes procuran disminuir la influencia cubana en la comunidad con el objetivo final de eliminar todo vestigio de anticastrismo en el ámbito cultural.
 El ICCAS ha sido un referente fundamental para aquellos que quieren conocer la verdadera naturaleza de la dictadura que impera en Cuba  y para quienes, en otras instituciones, la divulgan, actividad que molesta en extremo a quienes de diferentes maneras favorecen o  auspician las propuestas del régimen cubano en la comunidad.
 La conocida como Casa Bacardí de la Universidad de Miami ha sido por años uno de los centros más importantes en la crítica  sistemática de los horrores del totalitarismo insular, lo que la convirtió en el objetivo a destruir para quienes en base a una supuesta imparcialidad académica, lastrada por la simpatía o por compromisos ideológicos, políticos y económicos, han promovido la dictadura con vehemencia, al extremo que más de uno de esos estudiosos ha violado la ley y terminado en prisión.

 El trabajo del ICCAS siempre reflejó el compromiso de sus directores con la democracia y la libertad del país en que habían nacido. Sus académicos nunca hicieron concesiones a lo políticamente correcto, en consecuencia, siempre fueron críticos de la permanente violación a los derechos humanos en Cuba, además, en sus salones,  se impartieron conferencias, se proyectaron documentales y presentaron libros que reflejaban la realidad  de la dictadura dinástica de los  Castro.
 Los cubanos de la diáspora al igual que los que residen en la isla si  eventualmente el gobierno le permite viajar al exterior, contexto que los aliados del castrismo callan, han tenido  en el ICCAS una entidad  sobria, equilibrada y justa en la que la comunidad ha tenido la oportunidad de expresar los diferentes puntos de vistas que abriga.
 Por el contrario, es bien conocida la actitud de ciertos centros y académicos que con el argumento de la imparcialidad solo se nutren de los conocimientos y explicaciones de los intelectuales orgánicos de la dictadura y solo admiten en sus predios una imagen azucarada de lo que sucede en Cuba. Aquellos que con el discurso de los "intercambios culturales" pasan por alto que  sus invitados tienen que actuar la mayoría de las veces como voceros del régimen para poder asistir a los eventos que se organizan en el exterior.
 La ofensiva de los mercaderes que venden su alma al diablo para obtener ganancias, de profesionales que trafican con la dictadura cuando conocen a plenitud que tratan con un régimen esclavista, de colaboracionistas de toda índole que por obtener dividendos abandonan su propia sombra y de académicos e intelectuales que se transforman en publicistas de quienes serán sus sepultureros, al motivar un intercambio cultural sostenido en los intelectuales orgánicos  del totalitarismo.
 Viajan a Cuba pero solo comparten con funcionarios o intelectuales apegados al régimen. No intentan buscar otras informaciones. Aparentemente no les preocupa la probidad y el balance de sus investigaciones y sus propuestas reproducen sin reparos, o muy pocos, el discurso oficial del gobierno que esas personas representan, porque acatan al detalle la expresión castrista: “Dentro de la revolución todo, contra la revolución, ningún derecho”.

 Lamentablemente Cuba sigue regida por una dictadura dinástica. La realidad no permite percibir cambios sustanciales en un futuro próximo, en consecuencia la labor del ICCAS, del doctor Jaime Suchlicki y sus colaboradores,  es muy importante para el presente y futuro de la nación cubana, ellos han sido un ejemplo de dedicación y seriedad en el deber de informar sobre Cuba sin faltar a la verdad que incomoda a los que quieren callar las voces con el único propósito de imponer en el sur de la Florida, luego en Estados Unidos,  la Pax Castrista...

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