sábado, 6 de abril de 2019

PEN CLUB CUBANO, Y LA LIBERTAD DE EXPRESION EN CUBA


El PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio defiende desde Miami la libertad de expresión en Cuba

POR MANUEL C. DÍAZ TOMADO DEL/ NUEVO HERALD

El PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio defiende desde Miami la libertad de expresión en Cuba.
Cuando el 16 de junio de 1961 Fidel Castro pronunció durante una reunión con los intelectuales cubanos en la Biblioteca Nacional su ya famosa frase, “dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”, muchos de los escritores presentes comprendieron que la libertad de expresión, desde ese momento, dejaba de existir en Cuba. Y comenzaron, poco a poco, a abandonar el país.

La lista de los que marcharon al exilio, unos primeros y otros después, es extensa y prestigiosa: Lidia Cabrera, Gastón Baquero, Lino Novás Calvo, Carlos Montenegro, Jorge Mañach, Enrique Labrador Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Matías Montes Huidobro, Orlando Rossardi, Amelia del Castillo, Armando Álvarez Bravo, Eugenio Florit, Reinaldo Arenas, Juan Abreu y Zoe Valdés, por solo citar unos pocos.

Es cierto que algunos escritores de esa época, por circunstancias diversas, permanecieron en la isla. Unos sufrieron persecución y ostracismo, como Virgilio Piñera, Dulce María Loynaz y José Lezama Lima. Otros, por el contrario, abrazaron la revolución y se convirtieron en virtuales comisarios políticos, como Lisandro Otero, José Fernández Retamar, Nicolás Guillen y Alejo Carpentier.
En 1997, casi 40 años después, un grupo de aquellos escritores que marcharon al destierro, entre los que se encontraban Ángel Cuadra, Octavio Acosta, Reinaldo Bragado, Indamiro Restano y Armando de Armas, fundaron en Miami el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio tomando como base las regulaciones que establecían lo siguiente: “Cuando en un país se suprime la libertad de expresión y existe en el exilio un número suficiente de escritores que representan la cultura del país en cuestión, se puede tramitar ante el PEN Internacional la constitución de una delegación”.
En entrevista con el Nuevo Herald el poeta y ex preso político Ángel Cuadra, quien fuera su primer presidente, lo recuerda de esta manera: “Supimos por Reinaldo Bragado que la dictadura cubana estaba tratando de crear una filial en La Habana y decidimos, adelantándonos a ellos, solicitarle al PEN Internacional una para el exilio cubano de Miami”.
El PEN Internacional, una de las organizaciones de escritores más antiguas, fue fundado en Londres en 1921 por la periodista Catherine Amy Dawson con el propósito no solo de promover la amistad y la cooperación entre intelectuales de todo el mundo, sino también para luchar por la libertad de expresión y defender a los escritores asediados o encarcelados por sus posturas políticas.
Que es justamente lo que el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio ha venido haciendo desde su creación: “En el Congreso 64 del PEN Internacional que se celebró en 1998 en Edimburgo, con el apoyo de los escritores Mario Vargas Llosa, Gloria Guardia y Cecilia Valcárcel, fuimos aceptados como miembros plenos de dicha organización y desde entonces hemos defendido esos principios”, declaró Cuadra.
El PEN Club de Escritores Cubanos en el exilio ha seguido asistiendo a los congresos del PEN Internacional y ha mantenido una constante actividad cultural a través de la celebración de seminarios, conferencias, presentaciones de escritores y la publicación de libros.
Pero también ha luchado por la libertad de expresión en Cuba.
En 2003 el gobierno cubano, en lo que se conoció como la “primavera negra”, arrestó a numerosos periodistas y escritores y condenó a setenta y cinco de ellos a 20 años de cárcel.
Entre los condenados estaban conocidos opositores como Raúl Rivero y Ricardo González, quienes habían fundado la revista independiente De Cuba.
Otros eran Manuel Vázquez Portal, Martha Beatriz Roque, Regis Iglesias, Normando Hernández y Oscar Elías Biscet, por solo nombrar a algunos.
Los gobiernos de la Unión Europea, el Papa Juan Pablo II y varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, condenaron unánimemente aquel proceso judicial amañado.
El PEN Club de Miami también denunció aquellas condenas y nombró públicamente a Raúl Rivero y Manuel Vázquez Portal, mientras todavía estaban en prisión, como sus miembros de honor.
“Nuestra organización siempre ha honrado su compromiso de defender la libertad de expresión en cualquier lugar”, dice José Antonio Albertini, su actual presidente. “Lo hicimos entonces y lo hicimos hace dos años cuando nos opusimos a la creación de un capítulo del PEN Club en Cuba”
En septiembre del 2017, durante la celebración de su 83 congreso en Ucrania, el PEN Club Internacional aprobó la apertura de una filial en La Habana.
“Enviamos una carta de protesta a la conferencia firmada por mi y por todos los miembros de nuestra directiva, Ángel Cuadra, Luis de la Paz, Matilde Álvarez, José Antonio Ruano y Daniel Pedreira, en la que advertíamos del error que se cometía al admitir a Cuba como miembro del PEN Club”, recordó Albertini. Y agregó: “No se puede esperar que el PEN de Cuba, compuesto en su mayoría por escritores salidos de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba, defienda la libertad de prensa ni la libertad de opinión en ese país”. Y terminó concluyendo: “Estamos convencidos que con el transcurso del tiempo esta apresurada decisión, tomada a espaldas nuestras, será contraproducente para todos”.
Según un reportaje de Martí Noticias firmado por el periodista Luis Felipe Rojas, en aquella ocasión Carles Torner, director del PEN Internacional, le habría comunicado al PEN de Escritores Cubanos en el Exilio, lo siguiente: “Somos concientes de que el recorrido del nuevo centro será largo y que la libertad de expresión sigue estando en entredicho en Cuba”.
¿Por qué, entonces, admitir a Cuba en la organización? ¿Por qué, si ya existía en Miami una filial constituida por escritos cubanos libres, crear otra en La Habana cuyos miembros son escritores oficialistas?
Despues de eso, hace unos meses, cuando el gobierno cubano promulgó el Decreto 349, publicado en la Gaceta Oficial de Cuba el 24 de enero de 2018 y que busca regular la producción artística independiente, el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio envió una carta a Carles Torner, Secretario Ejecutivo del PEN Internacional, pidiendo una declaración oficial en la que se condenase dicho decreto.
El PEN Internacional preparó el comunicado pero antes de hacerlo público querían que la filial de La Habana lo conociese. Sin embargo, el PEN de Cuba nunca contestó.
Al no recibir respuesta de La Habana y después de una nueva carta del PEN de Miami, esta vez urgiendo que se hiciese oficial el pronunciamiento, el PEN Internacional al fin publicó en su pagina Web una denuncia sobre el Decreto 349 en la cual puede leerse lo siguiente: “El decreto legislativo, que entró en vigor parcialmente el 7 de diciembre de 2018, busca regular la producción artística independiente, requiriendo el registro y aprobación previa de toda actividad cultural, a través de instituciones afiliadas al gobierno cubano. El PEN Internacional hace un llamado urgente a las autoridades cubanas para que cesen de inmediato la represión contra la libre manifestación creativa”.
En otra de sus partes el comunicado agrega: “Uno de los casos más destacados es la detención de la artista y activista cubana Tania Bruguera, el 4 de diciembre de 2018, y liberada dos días después, quien junto a otros creadores intentó realizar una protesta pacífica a las puertas del Ministerio del Ministerio de Cultura, en La Habana”.
En Cuba nada ha cambiado. Han pasado 60 años pero es como si todavía aquellas ominosas palabras, “dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”, siguieran estando vigentes como cuando fueron pronunciadas.
Mientras tanto, contra toda esperanza, el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio continúa defendiendo, desde Miami, la libertad de expresión en Cuba.







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