Así pudiera escribir un cronista sobre el
inmovilismo de la dictadura cubana ante los esfuerzos del presidente
Barack Obama de flexibilizar las sanciones vigentes en contra del régimen
insular, en la confianza de que el gobierno de los hermanos Castro dispondrá
medidas que promuevan el establecimiento de una sociedad democrática y el
respeto a los derechos ciudadanos.
Una
apretada síntesis de las disposiciones del gobierno de Estados Unidos que
benefician a la dictadura insular va desde la excarcelación de tres espías
convictos, uno de ellos por conspiración de asesinato, la eliminación de Cuba
de la lista de países terroristas, la supresión de medidas que restringían el
comercio y la ampliación de las relaciones económicas, el restablecimiento de
relaciones diplomáticas y un viaje presidencial que el gobierno cubano
interpreta, así lo informó el diario Granma a la población, como una victoria
de la “revolución en el poder, encabezada por su liderazgo histórico”.
La dictadura cubana pretende que Estados Unidos
resuelva los graves problemas económicos que enfrenta sin reformas
estructurales que pongan en peligro el poder que detenta y menos aún, aperturas
políticas que quebrarían un régimen agotado, que solo sobrevive por la
represión y la desesperanza de la población.
La
prioridad de la clase dirigente cubana es conservar el poder, que el proceso de
sucesión iniciado en el 2006, culmine con una transición en la que los barones
de la revolución y sus descendientes, no enfrenten problemas legales y puedan
continuar disfrutando a perpetuidad las riquezas expoliada por décadas al
pueblo, un proyecto contrario a los valores y principios sobre los cuales se ha
construido Estados Unidos.
El cambio de política Washington hacia Cuba han sido un factor determinante para que altos funcionarios europeos y de otros continentes, incluidos jefes de estado, hayan visitado la isla y firmado convenios de ayuda, pero en particular, a que en La Habana se hubiera suscrito un acuerdo con la Unión Europea que de hecho pone en la práctica punto final a la Posición Común Europea hacia Cuba, una política que exigía al gobierno de los Castro respeto a los derechos de los cubanos.
El cambio de política Washington hacia Cuba han sido un factor determinante para que altos funcionarios europeos y de otros continentes, incluidos jefes de estado, hayan visitado la isla y firmado convenios de ayuda, pero en particular, a que en La Habana se hubiera suscrito un acuerdo con la Unión Europea que de hecho pone en la práctica punto final a la Posición Común Europea hacia Cuba, una política que exigía al gobierno de los Castro respeto a los derechos de los cubanos.
Este
acuerdo redunda directamente en beneficio del régimen al generar posibilidades
de inversión, a las que solo tienen acceso la clase dirigente y los
sectores privilegiados allegados a la misma, porque la estructura jurídica
cubana impide a la población ser propietario de los medios de producción,
por lo que solo se aprecia que las gestiones de muchos de los gobiernos
más democráticos del mundo, han beneficiado exclusivamente la
dictadura cubana.
Por
décadas, independiente al embargo y la ayuda que la Casa Blanca prestó a la
oposición cubana, Estados Unidos abanderó en las instancias internacionales la
defensa de los derechos humanos y propició con denuncias, críticas
y medidas coercitivas, que los crímenes del castrismo no disfrutaran de
absoluta impunidad.
Washington ha sido muy solidario
con los cubanos en aspectos sociales, incluido el migratorio. La mayoría de las
veces apoyó a la oposición al castrismo, aunque hay que admitir, que en muchas
ocasiones, también es natural, sus intereses primaron sobre los de sus aliados,
aunque muchos de ellos perdieron la vida, o la arriesgaron, peleando en sus
guerras como si fueran propias.
A fin de cuentas siempre habrá personas que más allá
de intereses y conveniencias actuaran inspirando en sus convicciones y otros
que motivados por consideraciones opuestas asumirán diferentes conductas,
como las que comentaba Angelito de Fana en relación al ex secretario de
Comercio del gobierno del presidente George W. Bush, Carlos Gutiérrez,
quien respaldó la política restrictiva hacia Cuba del presidente 43, y
en el presente aprueba y promueve las decisiones del mandatario 44,
Barack Obama, totalmente opuestas a las de su predecesor, y que en
recientes declaraciones destacó la importancia de los derechos económicos
para los residentes de la isla y dijo que en Cuba se habían producido
cambios al respecto, como si la dictadura permitiera a sus siervos
acceder a una economía libre e independiente.
Sin
duda alguna el debate seguirá siendo intenso, los valores que cada quien
defienda siempre serán trascendentes, pero hay otros aspectos muy
importantes, que inciden directamente en si las disposiciones del
presidente Obama van a influenciar a que en la isla se establezca un estado de
derecho, una sociedad plural y tolerante en la que prime la libertad de
expresión e información, o si simplemente un cronista del futuro tendrá que
escribir, "Después de la visita siguieron los arrestos, hay presos
políticos, los derechos humanos siguen conculcados, la economía controlada
por el estado, la miseria se ha incrementado, y parafraseando a Eic María
Remarque, escribirá, es un día tan tranquilo y calmado, que el informe de
la policía política se limitó a la expresión, sin Novedad en el Frente”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario