Presidente del Proyecto Emilia Medalla Presidencial de la Libertad
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Las frases más frecuentes de los cabecillas del
gobierno y sus acólitos comunistas, durante la visita del presidente estadounidense
Barack Obama a Cuba, fueron las de defender con tozudez su permanencia en su
anacrónico socialismo. Una de esas frases fue jamás
renunciarán a la soberanía, independencia, historia e identidad. Por
supuesto, cuando los castro comunistas hablan de esta manera, reflejan
las ideas de un pequeño grupo que ha secuestrado la soberanía de una nación.
Impusieron en la ley constitucional que el socialismo era irrevocable, que en
las palabras de Fidel Castro fue “el socialismo
es intocable” en la sociedad cubana. Se pueden hacer cambios
constitucionales pero su sistema político ideológico no puede cambiarse ni por
voluntad popular.
Del
mismo modo, el general Raúl Castro en la conferencia de prensa, junto al
presidente Obama, manifestó: “Existen profundas diferencias entre nuestros
países que no van a desaparecer, concepciones distintas sobre modelos
políticos, democracia y derechos humanos…”; y, realmente, ellos se mezclan como
individuo o grupo excepcionales en la identificación como nación, en la
realización de inventivas de una nueva historia de acuerdo con sus intereses
insaciables de poder para asegurar su modelo político.
La dictadura castrista resalta de forma delirante sus supuestos logros en educación y salud. Y me cuestiono esas retóricas, el régimen para lograr algunos beneficios en estas áreas, educacional y salubridad, mutilaron las libertades y los derechos humanos básicos de las personas. Esta falta de libertad y violaciones flagrantes de los DDHH me recuerda a los esclavistas en Cuba y en otros países. Estos garantizaban un mínimo de salud y de alimentos para sostener saludables y fuertes para el trabajo a sus objetos de pertenencia, los esclavos; y en el caso de la esclavitud en Cuba, la alimentación era superior a la que hoy come la mayoría de los cubanos en la subyugante patria socialista.
La dictadura castrista resalta de forma delirante sus supuestos logros en educación y salud. Y me cuestiono esas retóricas, el régimen para lograr algunos beneficios en estas áreas, educacional y salubridad, mutilaron las libertades y los derechos humanos básicos de las personas. Esta falta de libertad y violaciones flagrantes de los DDHH me recuerda a los esclavistas en Cuba y en otros países. Estos garantizaban un mínimo de salud y de alimentos para sostener saludables y fuertes para el trabajo a sus objetos de pertenencia, los esclavos; y en el caso de la esclavitud en Cuba, la alimentación era superior a la que hoy come la mayoría de los cubanos en la subyugante patria socialista.
Asimismo,
muchos esclavos tenían una educación elemental en oficios y otras labores
técnicas, incluso existieron esclavos con profesiones de médicos y otros con
elevados conocimientos técnicos de las diferentes ramas del saber en sociedades
esclavistas de la antigüedad. Por eso, qué importancia puede tener estos
beneficios si no se vive en libertad.
En realidad, hasta el presidente Obama, con
sus ideas socializantes, cayó en la trampa de exaltar los falsos servicios
ofrecidos por los comunistas en la isla y en el exterior, y se refirió asía los
“logros extraordinarios en educación y salud”. No detallaré los muy bien
conocidos depauperados servicios de salud, frutos de la mala administración y
corrupción del régimen socialista, ni su educación para el adoctrinamiento de
basamento en la despersonalización del ser humano para la conversión de ciudadanos
a masas populares. Tampoco de la exportación de estos servicios como reglones
de obtención de divisa fuerte para sus arcas particulares; que después de 57
años de dictadura de los Castro muestran una pequeña cúpula de dirigentes
socialistas cada vez más rica de dinero mal habido en la extorsión y robo al
pueblo cubano y una gran mayoría de personas en la pobreza que incluyen a
médicos, ingenieros y maestros. Los castristas son los verdaderos tiburones que
devoran a Cuba.
Si
bien, el presidente Obama declaró el fin del último vestigio de guerra
fría en las Américas. También es la única dictadura del continente. Al realizar
las paces con el gobernante Castro y comportarse como buenos amigos –muchas
risas, alegrías, abrazos y besos-, como si Castro no fuera un dictador ni
tuviera las manos manchada de sangre de sus asesinatos políticos. Obama olvida
que la instauración de socialismo no es el fruto de la guerra fría, sino un
fino cálculo de los Castro para perpetuarse en el poder de la nación. Por lo
que se aliaron y copiaron con exactitud el modelo totalitario socialista
estalinista. Por
esto es que la guerra fría está vigente para el pueblo cubano, pues aunque
desaparezca el enemigo externo su aberrante y abusivo modelo social pervive en
Cuba.
El pueblo cubano no tiene miedo al
cambio. Lo que existe es el terror de estado que inmoviliza la materialización
de las ideas de libertad. No es el miedo a vivir en libertad; sino el miedo que
paraliza por el temor a las palizas, encarcelamientos con criminales
deplorables y asesinos, torturas, tratos crueles e inhumanos y fusilamientos.
Sin embargo el futuro es esperanzador porque está despertando la chispa divina
de la libertad en el cubano y, una vez ardiendo, se desbordará hasta alcanzar lo
que hemos soñados durante décadas, la libertad para forjar una Cuba
verdaderamente libre.
Nota: TOMADO DE LA NUEVA NACION
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