Por
Pedro Corzo, periodista e historiador.
Venezuela
desde el triunfo del chavismo y el empeño de la oposición en derrotar ese
proyecto populista dentro del marco constitucional, se ha convertido en
una especie de laboratorio social en el que diferentes fórmulas políticas
concurren con resultados previsible, pero también inesperados.
Es una realidad, pero a costa de las
dolorosas contracciones de la sociedad venezolana, los pueblos de América
podrán aprender cómo evitar que regímenes autocráticos con base popular,
lleguen al poder, y las medidas a tomar para derrocarlos en caso que eso
suceda, sin tener que recurrir a la violencia.
También los políticos y académicos
venezolanos están en óptimas condiciones para instrumentar una estrategia que
tenga como objetivo formar y educar al electorado en la desconfianza hacia
políticos ocasionales o de profesión, que prometen resolver los problemas del
país, sin presentar soluciones reales a los mismos.
Este es un aspecto clave, porque la
única fórmula que inocula contra el mesianismo, es que el elector tome
conciencia que denunciar las dificultades no significa su solución, que las
propuestas deben ser concretas y realistas.
Lo anterior es posible porque la estrategia,
coordinación y firmeza de los sectores mayoritarios de la oposición,
lograron derrotar parcialmente a la dictadura institucional vigente, un
hecho sin precedentes en lo que respecta a los despotismos institucionales.
La Asamblea Nacional, tiene la oportunidad y capacidad
de legislar en beneficio de la nación, lo que se traduce en contra del
régimen, y la oposición, y de ampliar su base social, al exponer de
manera sistemática y permanente a la población las nefastas secuelas que el
chavismo ha significado para el país.
Es una realidad que el control que ejerce el
ejecutivo sobre los otros poderes del estado son una seria amenaza a las
prerrogativas de la Asamblea Nacional.
Aparte de que el oficialismo siempre puede
recurrir a sus partidarios- particularmente a los cuerpos de seguridad y
a los paramilitares- para generar un clima de inseguridad con el
propósito de intimidar y neutralizar a los sectores que estén más dispuestos a
implementar, a la mayor brevedad, acciones que tiendan a sacar a Nicolás
Maduro del poder, lo que de lograrse, quebraría la autocracia de manera
terminante.
El tiempo es un factor clave para los fines
de quienes rivalizan con el gobierno. El régimen tratara de involucrar en
sus decisiones a la oposición. Hará todo lo posible por transferirle la
responsabilidad de sus desaciertos, vincularla a las medidas impopulares
que las difíciles circunstancias en las que se encuentra el país demanden.
En consecuencia la oposición aunque tiene que
ser cuidadosa en la estrategia a implementar para sacar a Maduro del gobierno,
debe apresurarse en esa gestión. Cuenta con recursos legales para hacerlo y con
el apoyo popular necesario, aunque si debe ser transparente en las razones que
la impulsan a buscar la salida del mandatario para que no se interprete como
simple revancha entre fuerzas antagónicas que pueden conducir al país a una
debacle nacional.
El chavismo ha arrastrado a Venezuela a
una profunda crisis. Los factores que han incididos son muchos, pero entre
todos destacan la ineficiencia gubernamental, la corrupción, y muy
particularmente la incubación de conflictos sociales que no dejaran de
ser un componente de desestabilización, aun si esa propuesta populista
desapareciera como fuerza política.
Es de prever que el enfrentamiento será
severo. El oficialismo no solo corre el riesgo de perder el poder, sino
también, lo que ha derivado en su beneficio por haber gobernado para su
exclusivo provecho por casi 20 años. Además, es posible, que más de uno de sus
líderes termine en prisión, por los graves perjuicios causados a la nación, en
consecuencia bregaran para no ser defenestrados.
Es evidente que en cualquier acción a tomar
hay que considerar la capacidad de respuesta del contrario, a tal efecto,
la oposición debe estar preparada para responder a las reacciones en su
contra que implemente el gobierno. Mientras más se aproximen a limitar o lograr
la salida del gobierno de los herederos de Hugo Chávez, mas difícil y
complicada será la situación del país. La solidaridad con la Venezuela
democrática es un mandato que todos los que aman la libertad deben asumir.
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