sábado, 28 de enero de 2017

ANALISIS DEL CONFLICTO COLOMBIANO

NO ES SUFICIENTE CON EL RETIRO DE LOS FUNCIONARIOS DE LA ONU IMPLICADOS EN PARRANDA CON TERRORISTAS DE LAS FARC.


Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Especialista en defensa nacional geopolítica y estrategia
Análisis del conflicto colombiano

 Si en Colombia hubiera gobernantes dignos, congresistas con mínimo sentido de patria y medios de comunicación independientes alejados de la mermelada santista y de una hipócrita aparente neutralidad, el escándalo del video y la fotos publicadas por la agencia EFE, en los que aparecen algunos funcionarios de la ONU en feliz parranda, bailando amacizados con terroristas de las Farc, se habría desatado una crisis para el gobierno Santos y se estaría exigiendo la renuncia del ministro o alto comisionado del Postconflicto, de los asesores del gobierno que interactúan en la dizque comisión tripartita que a juzgar por los hechos parece unipartita, y el retiro del general argentino jefe de esa misión, por su manifiesta ineptitud para dirigir el trabajo de su grupo en el proceso encomendado.
  Pero aquí no hay problema, aquí no hay pelea, mi gente de Cali disfruta y rumbea como dice la popular canción decembrina. Si no es porque la prensa internacional pública este aberrante suceso, pese a saberlo el presidente Santos, lo más obvio es que para no desprestigiarse como Nobel de Paz, habría ordenado a sus subalternos guardar silencio cómplice y seguir como si nada.
    Lo sucedido en la guarida transitoria de delincuentes autorizada por el gobierno colombiano, para concentrar la cuadrilla 59 de las Farc, otra vez en el Corregimiento El Conejo de la Guajira, no es un suceso de poco significado como pretendió minimizarlo el terrorista Timochenco, ni es un gesto de alegría como dicen algunos habitantes de la zona azuzados por las Farc.
    Es sin duda, una demostración palmaria, que el grupo de la ONU que encabeza el general argentino no da la talla, que no hay fiabilidad en ellos, que las Farc siguen engañando al país, que Santos y sus mudos asesores están más interesados en que el congreso apruebe el “farc-track” para que salgan ingente ssumas de dinero hacia las regiones, con miras a utilizar eso proyectos con fines electoreros en 2018, y que definitivamente en el diccionario de las Farc no está la entrega de las armas, ni el retorno a la vida civil sino la búsqueda sistemática de estatus de beligerancia.
    Pero como siempre suele suceder en los grandes fiascos políticos de los gobiernos, lo ocurrido con los delegados de la ONU bailarines y parejos de juerga de terroristas de las Farc, y quien sabe que más haya pasado después por efectos del licor y lo que se deriva de un bacanal, este hecho acumula una sumatoria de errores político-estratégicos que por lógica debe reventar así o peor.
    No hay razón valedera que para ocultar la incapacidad de la ONU en la obligatoria solución de graves problemas internacionales que si le competen, tales como la desaforada ambición china robando mar a las Filipinas o azuzando a Corea del Norte para que amenace al resto del mundo; o la piratería internacional que ha desatado Putin con la carnicería en Siria, o el interminable flujo de inmigrantes hacia Europa, o el crecimiento geométrico y matemático del terrorismo islámico, por citar algunos casos concretos. Y que para desviar esa obligada atención,  la ONU como máxima organización internacional, haya convalidado el afán publicitario de Santos anterior a su cuestionado Premio Nobel de Paz y haya coartado con la administración Obama apadrinar ese Nobel de Paz, repetimos, cambiando el foco de su verdadera misión, para intervenir en un problema interno de Colombia que no necesitaba presencia de la ONU, puesto que a la postre, solo sirve para legitimar a las Farc y desligarlas del terrorismo cometido.
    Es evidente también que la presencia de generales y almirantes activos así como de los generales Mora y Naranjo en la mesa de imposiciones de las Farc hacia Santos, solo fue un saludo a la bandera y un formalismo, pues la conducta de los bailarines parranderos con uniformes y logos de la ONU, indica que al parecer no tienen formación en asuntos de suma seriedad, ni tampoco hay respeto por el país que les abrió la puerta para que laboren, ni al parecer credibilidad en los integrantes de la comisión tripartita, pues el sonido de un acordeón, una caja y una guacharaca, seguramente al calor  de unas copas de aguardiente, les hacen olvidar su neutralidad y por el contrario les sacan a flote sus idearios.
     Infortunadamente para Colombia, ni el presidente tiene carácter para hacer valer la soberanía nacional, ni la canciller tiene las neuronas para comprender la gravedad y dimensión del asunto, ni el ministro de Defensa tiene claras sus funciones, ni a la prensa enmermelada o los sapientes columnistas de opinión santista les cabe el país en la cabeza, ni se pronuncia la academia que trata el conflicto, pues casi todos  los “analistas” son mamertos, ni el congreso dice esta patria es mía, ni las altas cortes se sacuden, ni a la defensoría del pueblo parece importarle, ni a las autoridades regionales de la Guajira tampoco les parece grave.
     Todo hace parte del folclórico concepto de que aquí es la tierra de la alegría, sin entender que de aquí en adelante no son confiables, ni el general argentino jefe de la misión, ni los demás compañeros de los bailarines pro-farianos. Cómo creerles cuando las Farc digan que entregaron determinadas armas, sea realidad esto y no que los contenedores costosos por cierto, que colocarán en las zonas veredales, sean llenados con fierros viejos, escopetas de fisto, hojalata y al país se le mienta con el cuento que son armas.
     Habrá quienes dicen que esta presunción es exagerada, pero más exagerada es la conducta inapropiada de los funcionarios de la ONU, que además deja la duda si en otras guaridas de las Farc no han pasado cosas peores o similares con ellos. Y, más exagerada aún, es la actitud cómplice y silenciosa del gobierno colombiano, que se lavó las manos ordenando el envío de una carta a la ONU, a ver qué pasaba, sin hacer sentir la incomodidad ante el resto del mundo, porque en este caso la ONU fue inferior a la responsabilidad. Aquí no cabe el cuento chino que fueron unas manzanas podridas de la ONU. Fue la ONU y punto
    Es sintomático: Para conseguir su Nobel de Paz, Santos movió consulados y embajadas en búsqueda de lobby y votos con gastos pagados por los colombianos, pero así como no hizo nada similar para evitar el espurio fallo de la CIJ de la Haya que cercenó 75000 km2 de mar territorial a favor del bandidaje diplomático nicaragüense, tampoco se vio ninguna acción tan consistente como la búsqueda de su Nobel de Paz frente a esta afrenta de la ONU contra Colombia, país sin objetivos nacionales que dejó meter las narices a esa instancia burocrática internacional en un asunto que no era de su competencia.
     Por situaciones similares es que Colombia es tercermundista, subdesarrollada e irrespetada a menudo por su vecindario.  En síntesis, no es suficiente con el retiro de los bailarines parranderos de la ONU. Deben rodar más cabezas. De la ONU y de los delegados santistas. Si no se sienta un precedente, vendrán situaciones peores. Hace rato que las Farc vienen haciendo lo que les da la gana con el cuento de la paz y todos como si nada.
 
 

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