domingo, 1 de enero de 2017

LA TINTORERA "UNA LEYENDA CUBANA"


Por René  León historiador y poeta

¡Rápido, rápido; engánchenle las cadenas con los garfios del camión a la defensa del jeep, que lo hunde en la bahía..!

Los Puestos de la Marina de Guerra, primero y las Capitanías de los Puertos, después, aplicaban una estricta disposición, de no permitir que se arrojara ningún desperdicio de los pescados u otra sustancia dentro del perímetro de la bahía, en evitación  de que la podredumbre de los materiales desechados produjeran, por su descomposición, un desagradable mal olor; y la suciedad de la acumulación de otros objetos en la orilla, un mal aspecto a la vista. La entrada de algún peje malo, en busca de cabezas de

Cherna o Guasa; así como la tupición del canal de entrada al puerto.


Las Empresas de Pescado y privadas; al igual que las Cooperativas de Pesca, estaban obligadas a mantener debajo de las respectivas industrias una chalana, para por medio de un hueco cuadrado o trampa, vaciar los desechos en la misma, cuando comenzaran a “matar la pesca”. Después, sobre las cuatro de la tarde la chalana era llevada a la Punta de Casilda y su contenido vaciado en el agua, para banquete de toda clase de pejes, Era el “engodo” diario.

– ¡Cabo de Guardia…!

– ¡Diga, alistado Tío…!

–Quieren ver al Capitán...

–Que pase…

–En que puedo servirle ciudadano Novoa…

–Pues Sargento, cuando entré por el canal y ya en el puerto, una Tintorera*, comenzó a darle cabezazos a mi bote–vivero de vela y por poco me hace zozobrar. El “bicho” es grande…

–Muy bien, voy a levantar acta. No se vaya para que la firme…Siendo las 3 y 30 de la tarde, del día tal y más cuál , se personó el residente de este puerto Modesto Novoa Juviel, vecino de la Calle Real, en este Puerto de Casilda, soltero, mayor de edad; dice que…

    Varias embarcaciones fueron atacadas. Por orden del Capitán de la Marina de Guerra, se destacó un marino con una ametralladora calibre 30 en el muelle de Iturralde, con la orden de dispararle en caso de verla en el puerto.

…y nada pasó…el peje escapó. Ni se enteró de los tiros.

   Atrapar a la Tintorera se había convertido en un reto para los casildeños, y trinitarios. Empezaron a llegar pescadores de otros pueblos para ver si la podían capturar. Cada uno de esos pescadores tenía su propio estilo. Los vecinos de Casilda miraban todo aquello sentados en sus butacas en el portal y se hacían apuestas. Mis hermanos Emilio (†), julio (†) y yo, con nuestros amigos veíamos el corre, corre de las personas. Nos tomábamos nuestras cervezas frías y cuando alguna persona nos decía que estábamos muy tranquilos, sólo le respondíamos que nosotros éramos cazadores

Los pescadores de más edad pusieron en práctica toda su experiencia, habilidad, engaños, para el cebo, como: cabeza de puerco, panza e hígado de res, un chivito nonato, y hasta una chalana inservible con pescado vivo y dentro de ella la Capitanía  había puesto cartuchos de dinamita y sensibles fulminantes, para cuando la Tintorera diera cabezazos al bote, volará en pedazos por los aires. Nada pasó. El peje fue directo al bote y nada paso, y más tarde pudieron comprobar que la dinamita se había mojado.

      El Capitán declaró “Estado de Emergencia”. Consultó con vecinos importantes para saber que se iba resolver y la mejor manera. Les juró a ustedes que el Capitán no nos invitó a mis hermanos ni a mí. Fue una injusticia, pero bueno, nosotros se lo perdonamos.

     El Capitán preparó un comunicado para el pueblo y los vecinos trinitarios. Nadie que se asome a la playa o el “peje se lo come”. En aquellos tiempos no existían las reclamaciones.

Habían pasado tres o cuatro días, nadie salía a pescar. Se había preparado con un anzuelo bien grande y un cable fuerte, una “Guasa” bien grande. Pasaban los minutos, y las horas, más de pronto.

     Los gritos se propalaron a “sotto voce”** para que el escualo –ni por asomo se enterara de la astuta guerra declarada contra él o ella.

 – ¡Se pegó…se pegó…!

   El jeep tenía el motor funcionando…Al timón El Chino Casadevall… El grueso cáñamo amarrado a la defensa posterior del jeep…En la punta de éste el enorme anzuelo con una cabeza de Guasa***…El cáñamo a una velocidad terrible iba desapareciendo tragado por las aguas…El estrechón del “peje” fue enorme…A pesar de que El Chino Casadevall  tenía puesto el pie en el acelerador a todo lo que daba, el “peje” lo arrastraba, como si fuese una persona montada en esquís acuático, hacia la costa. Las gomas del jeep chirriaban, echando humo sobre el terraplén del desmenuzado diente de perro, pero no podía ganarle terreno. La fuerza era mayor la del “peje”…Las gomas posteriores estaban dentro del agua…

    ¡Rápido, rápido! Engánchenle las cadenas con los garfios del camión a la defensa del jeep que lo hunde en la bahía.

     Albertico Ruíz, al timón del camión apretó el acelerador hasta la tabla…Los casildeños que estaban cerca de aquella batalla enconada, se precipitaron en carrera loca. ..Si un cáñamo de aquellos por la tirantez se reventaba, podía decapitara alguien…Por fin, con el caballaje de fuerza de los dos vehículos fueron ganándole terreno al “peje”.

      Modesto Novoa que estaba con nosotros se acercó y al ver a La Tintorera, se persigno.

      A diez varas de la orilla La Tintorera (hembra), daba grandes saltos. Con feroz mirada, lanzaba dentelladas a diestro y siniestro.

      Asustado, el mulo enganchado al carretón de Felipe Vázquez, se espantó, y dando tumbos por la Calle Real se dirigió hacia Trinidad…Después, lo encontraron en la Media Legua, pastando con tranquilidad al lado de una bura en celo.

   La Tintorera midió 14 pies…Pesó: 1,700 libras. En su boca abierta, con unos dientes de dos pulgada de largo, se podía acomodar un niño de ocho años.

   Cuando le abrieron el estómago encontraron, además de pulpos y pescados, latas de conservas y botellas de cerveza vacías; incrustadas en el colon hallaron 16 doblones de oro, al parecer pertenecientes a un Galeón español que naufragó. ¿Dentro o fuera de la bahía?

El Alférez de Fragata, Capitán del Puerto de Casilda a nombre del Gobierno confiscó el tesoro escondido en La Tintorera.

  Y así termina la historia. Mis hermanos, yo y nuestros amigos celebramos por lo alto la captura del “peje, con un enchilado de camarones que preparó Modesto Novoa. Voladores, y  cervezas.
            Qué tiempos aquellos, ustedes no se lo imaginan.
 
Nota:
Encodo: Carnada, cebo.
*Tintorera: Tiburón muy grande y peligroso. Azul, Blanco o Tigre
**Sotto voce: Voz baja.
***Guasa: Pez cubano. Se pesca a 200 o 300 brazas y llega a pesar más de 500 libras.

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