POR CARLOS CURBELO
Cuando debatíamos en el Congreso el acuerdo nuclear con Irán, la Casa Blanca nos decía con poca sinceridad que la opción era entre apoyar el producto deficiente de su negociación o ir a la guerra. La respuesta de una mayoría bipartidista en el Congreso fue rechazar la guerra y también el acuerdo y pedir un producto más robusto que eliminaría la amenaza nuclear y crearía una situación de mayor estabilidad en el Medio Oriente. Ahora en el debate sobre Cuba, la Casa Blanca y sus aliados plantean otra opción falsa: apoyamos su política o castigamos al pueblo de Cuba.
Lo primero que hay que aclarar es que
los únicos responsables por la miseria y el sufrimiento en Cuba son los
hermanos Castro. EEUU y su gobierno hasta hace poco han mantenido una política
de absoluta solidaridad con los cubanos, denunciando a la dictadura y apoyando
a sus principales víctimas, la oposición interna. También EEUU ha sido la mayor
fuente de ayuda humanitaria para los cubanos. Pero evaluemos la nueva política
del Presidente de acuerdo a los hechos, sus logros y fracasos, dejando a un
lado las pasiones.
Como congresista de
EEUU tengo que preguntar primero, ¿qué ha logrado esta política a favor de los
intereses nacionales de este país? La dictadura aún mantiene una de las redes
de espionaje más sofisticadas dentro de EEUU con el fin de hacernos daño y de
compartir inteligencia sensible con los rusos, los chinos y los norcoreanos.
Los fugitivos de la justicia de EEUU siguen viviendo bien en Cuba, delincuentes
que han defraudado al Medicare, asesinos como la mujer que mató a un oficial de
la policía de Nueva Jersey y los pilotos que abatieron a los jóvenes de
Hermanos al Rescate, entre otros.
Los Castro, quienes fueron los arquitectos de
la destrucción en Venezuela, siguen apoyando al régimen criminal de Nicolás
Maduro. Los venezolanos siguen sufriendo y la Florida ha perdido miles de
millones de dólares en actividad comercial producto de la intervención cubana.
Y poco se ha hablado del mayor hurto de propiedad estadounidense en la historia
de nuestro país. Lo poco que se puede anotar EEUU es la liberación de un rehén,
un agente de inteligencia y la tardía devolución del misil Hellfire que
misteriosamente terminó en Cuba, algo que la Casa Blanca intentó encubrir.
En cuanto al
pueblo de Cuba, más de 51,000 han intentado escaparse de la isla desde que el
Presidente hizo el anuncio. Algunos han muerto en el mar y en las selvas de
Centroamérica, toda una crisis migratoria. Hay más represión y menos
cuentapropistas. Nadie olvidará las imágenes del abuso contra las Damas de
Blanco mientras el Presidente volaba con toda su familia hacia la isla. Sin
dudas el Presidente ofreció un discurso encomiable en el segundo día de la
visita. Apoyó el pluralismo y pidió derechos humanos y elecciones libres. Fue
mucho más explícito que todos los pontífices y reconoció a la oposición. Esto
se le agradece.
Hay que llegar a
la conclusión que hasta el momento el que más se ha beneficiado en todo este
proceso iniciado por la Casa Blanca ha sido la dictadura cubana. EEUU y su
pueblo han logrado poco mientras mucho se le ha concedido al gobierno de Cuba.
Entre ellos la aceptación oficial de la dictadura cubana como un gobierno
legítimo, una inyección multimillonaria en sus arcas y la devolución de espías
cuyas manos siempre llevarán la mancha de la sangre de jóvenes ciudadanos de
EEUU.
En la comunidad
cubanoamericana hay un debate entre aquellos que apoyan la nueva política y los
que nos oponemos. Yo me he reunido con ambas partes para escuchar, aprender y
debatir respetuosamente. No para hacer pactos secretos como aseveró una
perversa columna publicada en estas páginas la semana pasada, repleta de
mentiras, insinuaciones, conjeturas, intrigas, chismes y alegaciones sin base.
La intención fue de dividir y de sembrar cizaña sin presentar evidencia y
citando a una fuente misteriosa sin cara y sin nombre que en nada acertó. La
verdad es que podemos discrepar sin descalificar y trabajar hacia un consenso
asumiendo que la gran mayoría de las personas desean lo mejor para los pueblos
de EEUU y Cuba. Mis puertas siempre estarán abiertas para todo el que quiera
conversar sobre este tema dentro del marco democrático y con buenas
intenciones.
Por el momento la
política de concesiones unilaterales ha arrojado pocos beneficios para este
gran país que tan generoso ha sido con los cubanos y migajas para nuestros
hermanos en la isla. Volviendo al ejemplo del acuerdo con Irán, lo que muchos
quisiéramos es una política que avance concretamente los intereses de este
nuestro país y que ayude al pueblo de Cuba sin legitimar y fortalecer a sus
opresores.
Representante
republicano por el distrito 26 de la Florida
Hola: abajo está el corto comentario que hice al artículo de Curbelo. Espero te llegue a tiempo.
ResponderEliminarL.Espino
"Mi opinión sobre la injerencia de Obama en Cuba. Estimo que estamos en una coyuntura con solo 2 vias; A) apostamos a la premisa arbitraria de Obama y sus "cheerleaders" de que unas pocas aperturas en la economía sin cambios políticos estructurales causen suficiente bienestar popular y que estos eventualmente conduzcan a la democracia, esto no tiene precedente, o B)exigirles al régimen aperturas politicas, estado de derechos individuales y libre albedrio que sabemos causan el bienestar popular y prosperidad permanente. La alternativa que proponen Obama y sus compinches es la fácil para los intereses Americanos, por la estabilidad, ademas de favorecer tambien los intereses clientelistas (cronyism)de un grupo de oportunistas, de aqui y allá, aunque demoren la verdadera libertad para los cubanos."