miércoles, 20 de enero de 2016

¿CUAL BOLIVAR?


Por Héctor Carbonell (Miami enero 2016)

Todos los grandes personajes de la Historia han dicho o hecho algo durante su vida que prefieren olvidar o tratar de revertir. Esos seres totalmente puros que nos pintan  panfletistas y hasta algún que otro historiador son obra de aduladores o fanáticos. Errores, ambigüedades o contradicciones son comunes en hombres que han realizado tareas titánicas o grandes obras en bien de la humanidad. Luces y sombras, como diría Nestor  Carbonell.

Cuando analizamos una figura gigantesca como Simón Bolívar nos encontramos enormes “contradicciones” en su proceder. ¿Cuál es el verdadero? ¿El que cruzó los Andes, cayó como un rayo sobre el ejército español en BOYACA liberando la Nueva Granada, avanzó victorioso en CARABOBO sellando la independencia de Venezuela y con la batalla de JUNIN abrió el camino para la liberación de Ecuador y el Perú?. O por el contrario, ¿Es el que fusila al General en Jefe Manuel Piar y entrega al Generalísimo Francisco de Miranda a los españoles?

Francisco de Miranda peleó en la guerra de independencia de los Estados Unidos, fue mariscal de los ejércitos franceses, héroe de la revolución francesa y el único hispano cuyo nombre está inscrito en el Arco de Triunfo de París. También fue el precursor de la independencia de Venezuela y jefe del ejército venezolano en la primera República. Como resultado de su entrega a los españoles por parte de Bolívar pasó el resto de su vida en la prisión de La Carraca en España.

Después de estos y otros fracasos solo unos pocos jefes insurrectos permanecen resistiendo. Uno de ellos es el General en Jefe Manuel Piar, que mediante una campaña espectacular logrٕó desplazar a los españoles de la Guayana, llama a Bolívar y le cede el mando, que otros jefes no le reconocían en aquellos momentos, mando que le permite fusilarlo.

No es mi intención hacer un juicio sobre decisiones que se tomaron hace 200 años en circunstancias muy diferentes y con valores de otra época. Si quiero señalar que se le ha hecho un gran daño al pueblo venezolano; con una historia oficial mitificada que nos presenta un Bolívar como héroe impoluto, casi un Dios. Sus errores no rebajan la grandeza de sus hazañas. El propio Bolívar en 1828 le escribe una carta al general Páez donde reconoce que no debió fusilar a Piar. Las únicas personas que nunca se han equivocado son aquellas que nada han hecho.

En un discurso dirigido a los magistrados en 1812 les orienta sobre el Poder Judicial, que debe ser imparcial, sin adherirse ni al poderoso ni al intrigante, que nadie debe ser privado de sus derechos naturales y legítimos por sentencias arbitrarias, ningún culpable debe ser eximido de condena ni condenado un inocente. Sin embargo al decretar la guerra a muerte Bolívar truena: “españoles y canarios, contad con la muerte aunque seáis inocentes”.

Bolívar, justificaba la presidencia vitalicia y el Senado vitalicio porque creía era la mejor solución para evitar la anarquía y las guerras civiles. Estimaba que las masas, embrutecidas y envilecidas por trescientos años de despotismo absoluto, no serian capaces de convertirse en ciudadanos efectivos en un futuro inmediato. Este es el Bolívar que adoran Nicolás Maduro y su banda de facinerosos, por supuesto junto con el de aniquilar al enemigo aunque sea inocente.

La gran diferencia es que el resultado de las acciones del primero fue  la independencia de medio continente, un territorio mucho mayor que el de las trece colonias norteamericanas. El resultado de los segundos es haber destruido la riqueza de Venezuela, haber convertido el gobierno en un narco-estado, aterrorizado a su población con la ola criminal más letal de su historia y aventar cientos de miles de venezolanos al exilio huyendo del hambre, los abusos y la escasez. Estos violadores de la voluntad popular quieren ser obedecidos como amos y compadecidos como víctimas de una guerra económica que ellos mismos han desatado contra la población.

Yo por mi parte prefiero al Libertador que en Angostura sentenció “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y  la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo Mandatario que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente”.

Ojalá que triunfe este último Bolívar y Venezuela vuelva a ser faro de Libertad, como lo fue en su época, y lo volvió a ser con Rómulo Betancourt, cuando miles de latinoamericanos y también europeos llegaban huyendo de sus respectivas dictaduras, hasta que el iluminado de Sabaneta se alzó en armas contra los poderes del estado, provocando mas de cien muertos que ya nadie parece recordar.

Bolívar siempre será el Libertador, no importa el lodo que echan sobre su legado los que, invocando su nombre y autoproclamándose sus seguidores, cometen tantos horrendos crímenes contra su pueblo.

  

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