sábado, 2 de diciembre de 2017

AMERICA UNIDA

"Incomprensiblemente los sujetos identificados con las diferentes variantes del marxismo..."

Por Pedro Corzo

Un grupo de hombre y mujeres libres de diferentes naciones del hemisferio han concertado esfuerzos para convocar  a protestas en Cuba, Venezuela, Colombia, Bolivia y Ecuador con el fin de abordar los problemas políticos de esas naciones con una visión de conjunto, sin obviar las particularidades de cada país.
 La principal credencial de los promotores de  esta convocatoria es que son ciudadanos libres comprometidos con sus convicciones. Su llamado lo hacen por la red de twitter.
La propuesta América Unida que surgió de la chilena Myriam Andrade Cavero y el hondureño George Cassais, encontró eco en diferentes países, sus promotores quizás no se conozcan personalmente, pero están identificados en las redes sociales por el común compromiso de defender los derechos ciudadanos y denunciar los crímenes de los autócratas a la vez que trasmiten "un mensaje de solidaridad y hermandad.”
Sin dudas la respuesta al "cacerolazo" en cada país, convocado resultara de manera diferente, pero es relevante que sean ciudadanos de a pie los primeros en reclamar una concertación de voluntades y compromisos que una a América en la lucha por la libertad y la democracia.

 Incomprensiblemente los sujetos identificados con las diferentes variantes del marxismo, incluido el populismo más aberrante, han sido hábiles en instrumentar campañas de solidaridad cuando están en la oposición y alianzas firmes y productivas para sus fines cuando están en el poder, un ejemplo emblemático de esto son los vínculos que unen a Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
 Los convocantes de América Unida son enfáticos en reclamar  que sea la sociedad civil latinoamericana la que asuma el liderazgo de esta lucha, que se procuren métodos comunes en la confrontación,  soluciones que erradiquen los males y que prevengan el contagio ideológico y/o el control que ejerce en muchas de nuestras sociedades el crimen organizado cuando se asocia a ciertos sectores políticos que se sirven del poder para corromper y destruir los valores fundamentales de nuestras comunidades.
 La globalización del despotismo y las autocracias son una seria amenaza hasta para aquellos países que cuentan con una sociedad civil fuerte y participativa, por eso es el llamado a un  cacerolazo preventivo en Colombia, país  en el que los sectores antidemocráticos se han fortalecido según se acrecientan las contradicciones en la clase política y el desencanto cunde en el electorado por creer que no hay gestión que repercuta a favor del cambio.
 Ecuador es otro país en riesgo. El déspota de Rafael Correa esta fuera del poder pero pretende reconquistarlo aunque tenga que iniciar un proceso de turbulencias que desestabilice el país. El ex mandatario es otro iluminado que se considera el único con capacidad para conducir a Ecuador a un destino mejor.
 Bolivia está sometida a la autocracia de Evo Morales quien pretende perpetuarse en el poder transgrediendo la constitución que él originó recurriendo al Tribunal Constitucional, Morales,  quien lleva once años conculcando los derechos de los bolivianos, afirma que el proceso para su reelección es irreversible.
 Venezuela es el único caso en el continente en el que a través de la vía electoral el crimen organizado llegó al poder, particularidad que debe alertar a los colombianos que  tienen en las FARC y el ELN dos grupos delictivos con amplia experiencia que por medio de elecciones buscan  acceder al gobierno.
 La descomposición del estado y del régimen venezolano es aterradora, pero consecuente con la naturaleza de quienes detentan el poder. La corrupción y el caos son particularidades que identifican a los pandilleros con mayor autoridad, a la vez  que dan fe de su incapacidad para dirigirse ellos mismos.
 En Cuba, uno de los países más sometido del mundo y el más controlado del hemisferio, la libertad no existe. El país es el feudo de una dinastía que procura exportar su formas de gobierno para mantenerse en el poder y para mantener esa condición, criminaliza el derecho de acceder a las redes sociales para promover protestas a favor de la libertad del continente como esta que demanda una América Unida para enfrentar las amenazas a nuestros derechos y solidaridad con los pueblos que padecen la opresión. 





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