domingo, 17 de diciembre de 2017

LA PESTE

"Tan pronto como se hizo evidente la traicion de Fidel Castro, una juventud heroica se alzo en armas para derrocarlo.."


Por Héctor  Carbonell  (hsgusto@yahoo.com)

Cuando un pueblo no honra sus mártires  no merece ser libre. Cuando una sociedad no recuerda y destaca el sacrificio de sus integrantes que arriesgaron y ofrecieron sus vidas para liberarla de una tiranía, tendrá que resignarse a vivir en cautiverio.
Hoy en día se pretende demostrar que los que nos enfrentamos a la dictadura comunista con las armas, estábamos equivocados y en lo único que nos equivocamos fue en confiar en los cantos de sirena de un supuesto aliado. Primero prometió maravillas para lograr la dirección de la lucha, después nos abandonó y al final comenzó a perseguirnos para cumplir sus compromisos con nuestro enemigo.
Tan pronto como se hizo evidente la traición de Fidel Castro, una juventud heroica se alzó en armas para derrocarlo. Entre los primeros estuvieron el presidente de los estudiantes de la Universidad de las Villas Porfirio Remberto Ramírez y el Comandante Plinio Prieto fusilados en Octubre de 1960. Entre los últimos alzados, Tuto Pupo y Cesáreo Nápoles, rodeados en los llanos de Las Tunas por 10,000 milicianos pudieron resistir desde las 6 AM hasta las 3 PM. Ambos tenían en su cuerpo decenas de balas. Entre los primeros  combatientes de las provincias centrales y los últimos en el Oriente del país corrieron ríos de sangre patriota. Se contaron por miles los muertos entre fusilados y muertos en combate.

El exilio de aquellos años también aportó su cuota de mártires en esa guerra quijotesca que librábamos, donde nuestro enemigo contaba con todo el apoyo de la Unión Soviética y sus países satélites y nosotros con las traiciones de nuestro aliado. El desembarco de Playa Girón y cientos de infiltraciones en Cuba engrosaron nuestro martirologio. Tony Cuesta fue sin duda figura descollante de esa etapa. Los desembarcos de Amancio Mosqueda “Comandante Yarey” y el capitán Vicente Méndez, ambos veteranos de los primeros alzamientos en Cuba, fueron los últimos intentos bélicos frontales. Solo heridos pudieron ser hechos prisioneros y fusilados.
Ante la descomunal diferencia entre nuestros recursos y los de la tiranía comunista se diseñó una nueva estrategia conocida como “por los caminos del mundo “. Consistía en golpear a los esbirros del régimen y sus propiedades en cualquier país que se encontrasen. Surge aquí la figura de un joven, Juan Felipe de la Cruz, que solo tenía de Cuba recuerdos de su más tierna niñez, pero que se obsesionó con su libertad y murió por ella, no sin antes infringirles graves daños a los que la esclavizaron. Jorge Triana y Orlando Bosch, ambos con un larguísimo historial de lucha fueron protagonistas esenciales de aquella epopeya.
Duele ver, como algunos encumbrados líderes “opositores” en Cuba cuando hacen alguna declaración, repiten tantas veces la palabra pacífica  que la cacofonía apesta. Esta insistencia tenaz  tiene el genuflexo  y miserable propósito de asegurar que el régimen no los relacione con ninguno de los patriotas que mencioné anteriormente. Estos “bandidos,” como los llaman sus amos, ofrendaron sus vidas para que ellos pudieran vivir en libertad. Purgaran con su esclavitud por malagradecidos y cobardes.
Durante el gobierno de Barack Hussein Obama se amnistiaron  terroristas puertorriqueños, espías cubanos y narcotraficantes. Eduardo Arocena lleva treinta y cuatro años presos, no mató a nadie, no robo ninguna propiedad, no traficó con drogas pero cometió un delito  gravísimo: oponerse al comunismo con métodos violentos. Tiene la Peste. Eso no se puede perdonar. Ni siquiera porque en 1966 se ofreció como voluntario para defender a Estados Unidos en Vietnam.
Muy pocas personas saben en Cuba  quien es Armando Sosa Fortuny. Cuando los “Opositores” pacíficos reclaman la libertad de los presos políticos el nombre de Sosa no aparece en sus listas. Tiene la Peste. Se alzó en armas contra la tiranía, cumplió 18 años en el presidio, salió en libertad y se volvió a alzar, cayó prisionero y lleva 23 años encerrado. Cuarenta y un años de maltratos, bayonetazos y no han podido doblegarlo. Si existiera un premio a la dignidad patriótica nadie podría discutírselo.
El neo comunismo cubano ha ejercido una violencia homicida y sádica contra el pueblo cubano, familias enteras han sido ametralladas en el mar, cientos de miles han languidecido en las prisiones, muchos no sobrevivieron al hambre, las torturas y las vejaciones. Estos monstruos no pueden ser combatidos con denuncias solamente. Esto lo comprendieron los mártires que he mencionado y una larga lista de campeones en la lucha por la libertad, junto con otra enorme de héroes anónimos.
Vergüenza eterna para aquellos que no los reconocen y honran.
Diciembre 2017






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