sábado, 23 de junio de 2018

¿UN SINGAPURAZO EN LA HABANA?


¿Y los derechos humanos? Los pobres; siempre olvidados. Desde 1948 en Korea del Norte y en 1952 en Cuba...

¿Por qué no? El candidato Trump fue muy explícito cuando su campaña

: “Yo puedo lograr un mejor tratado” (que el de Obama). Pedirle ahora que  se sacuda del síndrome de Ana  Belén y que actúe como presidente de una nación bajo peligro es pedirle peras al olmo.
Después de Singapur la cama para el exilio duro, el coherente, está preparada. La mesa está servida. Pero, no. No habrá apuro; el voto cubano es necesario para ganar la Florida en el 2020.  El singapurazo puede esperar unos añitos. Mientras,  el comercio, el remeseo y el viajeteo seguirán en ritmo  ascendente. Y na’; no pasa na’.

El re electo se volverá peligroso, muy peligroso en relación a la isla, en el tiempo complementario. En este segundo tiempo podrá llegar a un goal personal  para la victoria  definitiva contra la cortina de bagazo. Un golazo de oro. Ya no habrá que cortejar en el Teatro Artime; otro grupo numeroso de  intransigentes dignos  viejitos estarán enterrados en Hialeah y probablemente Raúl Castro repose junto a Vilma en su nicho del II Frente.
Entonces las  secretas negociaciones de Pompeo con Castro Canelo serán viables.  Se podrá argumentar que en definitiva el guajirito de Miller, no tiene las manos manchadas de sangre, ni es un rocket man.  Y contraimás, como dice Liborio,  el deterioro ideológico y el daño castropológico se harán más evidentes  in Havana, Cuba, every day with a new  and surprising  flavor of  cuban anexionism.
¿Y los derechos humanos? Los pobres; siempre olvidados. Desde 1948 en  Korea del Norte y 1952 en Cuba. En definitiva, “eso” puede seguir esperando en el devenir histórico. Esperando, siendo optimistas, por mejores días o un gran milagro, como el de Lázaro resurrect.
 Lo importante para el stablishment es que  no suene una bomba  atómica en la Península o que  no cruce el estrecho floridano un cohete Hellfire, escondido en un potrero de Guanajay. Parafraseando a Lola Rodríguez: “Cuba  y Norcorea son de un gavilán las dos alas. Reciben flores o balas  sobre el mismo corazón”.


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