viernes, 15 de junio de 2018

DON SINDULFO VINAGRETA ENTRE ALCANFOR Y TATUAJES


"Don Sindulfo le habia adelantado al señor director, que se habia colado en Cuba, disfrazado de boligrafo..."

 El señor director llegó al parqueo del Restaurant La Carreta de Westchester, donde se había citado con Don Sindulfo, al cual no veía por más de un mes. Ya que el atrevido periodista recién regresaba de una misión extraordinaria a Cuba a donde había viajado con la  intención de penetrar una reunión de los principales “lideres” del gobierno de Raúl Castro. Don Sindulfo le había adelantado, al señor director, que  había logrado “colarse en Cuba” convenientemente  disfrazado del bolígrafo, que el abogado Ralph Patino, –el cual no se sabe si perdió la “tilde” de su apellido en la americanización de éste, o por sus continuos patinazos, en sus relaciones con el régimen castrista– le enviaba de regalo a Miguel Daz-Canel Coronel en retiro de la FAR y novedoso Presidente del gobierno castrista. Según Don Sindulfo logro escuchar, Daz-Canel pedía, a través del teléfono a Patino, información sobre la posibilidad de que un especialistas en diseño de tattoos –de confianza–, viajara discretamente a Cuba, pues este quería regalarle un tatuaje nuevo a su esposa Lis, capaz de competir con el que luce Stormy Daniels…
– ¡Stormy Daniels!… ¿Y quién es esa señora?
–Señor director... esa señora, como usted, le llama, es  quien acusa al Presidente Trump de haber tenido, hace diez o doce años, relaciones sexuales con ella y ahora lo chantajea, en busca de una compensación económica por lo que dice sucedió… y está en eso.
– ¡Mas me confunde usted, Don Sindulfo, ¿en que vincula usted a la primera dama cubana?, con esta otra señora, o lo que sea.
– Nada en particular, Solo que ambas gustan de los “tatuajes”, y Stormy Daniels tiene un extenso  tatuaje en todo el bajo vientre, que le llega hasta…
–¡¡No es necesario que me lo aclare!! –Interrumpió el señor director–…Me lo imagino…
– ¡Caramba, que casto es usted señor director!.. Pero déjeme continuar...
–Continúe –exclamo el señor director–.
–Pues a Lis Cuesta, –prosiguió Don Sindulfo–, que así se nombra, la esposa de Díaz-Canel solo se le conoce un tattoo pequeño en la espalda. Y parece que quiere uno más grande; el cual no le cuesta nada, porque se paga como gastos de la presidencia. Además, no soy yo quien las vincula, solo hago referencia a esa supuesta petición hecha al abogado Patino por parte de Díaz-Canel
Con esta información en la mente, el señor director, acompañado, como de costumbre por Adam Dehoy,  encontró un lugar donde finalmente estacionar su automóvil, mientras Don Sindulfo, al otro lado del parqueadero, localizaba un sitio donde atar convenientemente su bicicleta.

Finalmente ambos compañero se encontraron frente al Restaurante, donde, como de costumbre un bullicioso grupo de clientes y otros, degustaban pastelitos de guayaba y aromáticas tazas de café, sin dejar de imponer sus voces, sobre unos y otros.
– ¡Don Sindulfo...! Cuanta alegría me produce verle… –Exclamo animosamente el señor director–
– ¡Ni que usted me quisiera tanto, señor director...! Nos vimos antes que usted aparcara –objetó Don Sindulfo–
– ¡Claro que sí lo quiero...! pero no solamente le quiero, sino que también, me preocupa su integridad física. En especial cuando sale en busca de noticias… sobre todo de manera encubierta. Sepa  que valoramos  los peligros que usted sortea para lograr esas informaciones; y eso es motivo de preocupación por nuestra parte.
– ¡Caramba…! Qué bueno… ¿Entonces podemos hablar del salario...? –Agrego con un leve pero perceptible sarcasmo–
–Don Sindulfo, no sea usted tan materialista... Le hablo en serio. Yo me preocupo por usted.
– ¡Seamos más claro! Usted se preocupa por las informaciones que le puedo  conseguir...
– ¡Bueno! eso también. Pero no me niegue que usted disfruta de su trabajo...
– ¡Bueno…! Eso también. –Aprobó Don Sindulfo–
– Entonces... ¿Qué me trae?
–Pues… ya le dije que viajé disfrazado de bolígrafo, y yo no sabía que el “compañero presidente de Cuba”, le queda aun la costumbre de meterse el dedo…  en… En la boca, y esta vez, evidentemente le pareció más razonable utilizar el bolígrafo… ¡Imagínese!
– ¡Ya...! Debe haber sido terrible –tercio el señor director–
– ¡Si, lo fue...! Y si le agrego que hubo momentos en que creía que estaba en un Nursery Home en Hialeah, porque varios de los asistentes, pasaron gran parte de la reunión tosiendo...
–¡…! ¿Qué dice…cómo que tosiendo?
–Pues sí…, tosiendo y además preguntándose si ya se habían vacunado contra el flu,  o no...
– ¿Y esa es toda la información que usted me trae…Pero de qué reunión usted me habla Don Sindulfo?
– Esta reunión en cuestión, señor director,  era de los 30 principales miembros del gobierno Raulista, que están organizados al más puro estilo mafioso. Esta era una reunión de los “capos”, donde el “il capo de tutti i capi” es Raúl  Castro, pero el resto tiene poderes individuales en cada una de las áreas que ellos atienden y estaban “despachando” con el jefe…
– ¡Bien…! Pero qué tiene eso que ver con la tos y el “flu” a los que usted se refiere...
– ¿Qué, que tiene que ver...? Pues que alrededor de Díaz-Canel, estaban el Comandante  Machado Ventura, Ramiro Valdés, y los Generales Joaquín Quintas y Ramón Espinosa, y hubo momento que parecían organizado como en un coro. Todos tosían a la vez… y además había un fuerte olor a alcanfor, que casi me hace salir de mi escondite… ¿Se da usted cuenta de la tragedia que hubiera sido para el periódico… y para mi, si me descubren…?
– ¡Si Don Sindulfo! Era peligrosa la situación, pero la suerte le acompañó… y logró regresar en una sola pieza...
–Ciertamente he tenido suerte, pero más suerte ha tenido Kim Jong Un.
– ¿Se refiere usted a ese líder norcoreano…?  Al que el presidente Trump amenazo con  desintegrarlo si no detenía las pruebas balísticas y paraba la amenaza de atacar a los Estados Unidos.
– ¡Si, a él!
– ¿Y que ganó?, si ha tenido de destruir toda la infraestructura de carácter nuclear…
– ¡Sí! ¿Y?
– ¿Cómo que y? Que el presidente Trump  lo ha obligado a negociar con los Estados Unidos el desarme nuclear de Corea del Norte…
– Si,  a cambio de mantener a los 25 millones  368.620 habitantes norcoreanos… los cuales se convertirán  virtualmente en dependientes del social security…
– ¿Pero de donde usted saca esa información, Don Sindulfo…?
– De la lógica. ¿No le llama a usted la atención lo rápido que el coreanito cambio de “palo pa’ rumba”? Los tendremos que mantener. Yo creo, señor director, que el presidente Trump ganó, teóricamente, y en grado político, de frente a la galería, pero Kim Jong Un, gano económicamente. Norcorea no tiene posibilidades económica para mantener su “supuesto proyecto” nuclear. Ahora tendrán dinero y la garantía de que nadie se va a meter en su forma de gobernar. Estarán protegidos por los Estados Unidos
– Creo, Don Sindulfo, que usted es muy pesimista
–No, señor director…realista…. Pero ya hablaremos de eso.
–[¿…?]




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