viernes, 1 de junio de 2018

EL CONTRALEGADO CASTRISTA: LOS NIETOS DE WEYLER


"Una premonición geopolítica provinciana hacia una confrontación que se haria mas global en el devenir histórico.."

Por Santiago Cárdenas M.D.
La  penúltima payasada del bufón Eusebio, aunque  simbólica, es importantísima. Ha pasado inadvertida. Cierra el ciclo  europeizante  y contra natura de nuestra historia.  Leal, conocido y poderoso,  un tuerto en el país de los ciegos,  tuvo a bien desempolvar el  trono de los capitales generales españoles en Cuba para colocarlo en un lugar de honor  en su museo de la vieja Habana.
La secreta, que no tanta, intención del ideólogo hablanchín era sentar al Rey de España en el trono, durante su visita al mencionado Palacio en la siempre fiel isla de Cuba. Tomar  fotos regias, muchas, que darían la vuelta al mundo, – al mundo de la obaminación, – no ha sido posible por el momento. La real visita  se ha pospuesto y Raúl ha delegado la impúdica  y servil  tarea en otra persona, el Castro Canelo, que analbabetoide, no entenderá lo que está sucediendo llegado el momento  que  las nalgas  reales se posen  en el platanal de Bartolo.
La historia de Cuba  fue  la historia de América.  Lazos entrañables, espontáneos, fraternos  con el sur de Bolívar y  con  el norte de Washington. Los cubanos de las  tempranas conspiraciones del siglo XIX, el reformismo, el anexionismo, las guerras independentistas y la república, siempre tuvieron en los “americanos” su paño  de lágrimas. Sus  buenos amigos. Si dudas le quedan, revise la historia  isleña durante  las guerras mundiales.

Este  lento, centenario, proceso natural, espontáneo, osmótico, lo  cambió en unos dos años contra natura  y revolucionariamente el nieto mayor de Weyler: el galleguiño Fidel.  Lo  mamó de las tetas paternas españolas y cuartelarias en el apeadero de Birán en las cercanías del Central  Preston, el de la Yunai Fruit. Una premonición  geopolítica provinciana  hacia una  confrontación que se haría  mas global  en el devenir  histórico.
 Entonces, desde 1959,  Castro procedió a la des americanización de la Isla en una forma sistemática.  Ése es su mayor y más importante  contra legado, que aún no ha sido  estudiado por la Academia. Fue  el “salto de calidad” según la dialéctica  marxista. De palo pa’rumba; de América pa’Europa. Salto tiránico, unipersonal, ilógico; el  que más ha  influenciado en nuestra historia.   
La europeización de la isla  ha tenido tres vertientes bien definidas, cada una de las cuales merece un estudio desapasionado y ecléctico. La primera es el despotismo señorial español quasi que medieval; la segunda es la ideología alemana de Engels-Marx y por último la praxis lenino-estalinista de los rusos. Ahí quedan, para la historia mayor, las tres piedras pa’este fogón alienante: España, Alemania y Rusia.
 Bien diferente hubiera sido nuestro mundo si la involución cubana hubiera  continuado su  apego natural  a la  “América Nuestra” de José Martí  y sus tradiciones.
La europeización explica hechos bien evidentes, y  otros no tanto, de la historia de Cuba,  como la crisis  de los misiles, Girón, el amiguismo de y con Franco, las  proxy wars  en el África y el “odio eterno al imperialismo yankee”. En nuestros días los pucheros de Federica Mogherini, la canciller europea y sus  frituritas  en Bruselas son un buen recordatorio de lo aquí expresado.
Y  el baseball pasó de moda; ahora jugamos soccer.




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