"..vivencia de la adolescencia: las poesias que tanto disfruta..."
En un ambiente pascual nos reunimos, amigos y
entusiastas, en el mirador de 4000 West Flagler St. para la presentación mulleriana de dos noveletas y ocho cuentos: "Siempre
en el entonces”, el último libro del escritor
santaclareño (1940), José Antonio Albertini.
Introducidos fuimos por el decano poeta del
destierro Ángel Cuadra. Luego Don Alberto nos propuso a vuelo de pájaro una
visión de algunas de las páginas de la
obra, con una evaluación personal –no
exenta de debates– del escritor como un loco esquizofrénico en la ideación de su literatura tan
sorprendente; en su subjetivismo novedoso, a veces incomprensible- que nos deja
boquiabiertos; pero, también en su estilo literario, comparado, nada menos -que con Juan Rulfo y su Pedro Páramo y el tufillo
a otros muchos grandes escritores,
especialmente los de la literatura
latinoamericana y su boom.
El localismo provinciano, que lo distingue con
impronta y orgullo propio, quedó en evidencia
en su cuento dedicado a la cantante
exiliada Ela O"Farril, vivencia de la pre adolescencia; las poesías que tanto
disfruta e introduce Albertini, sin ser poeta, –en especial las del presidio de
Roberto Jiménez– y las anécdotas simpáticas, como las de los coroneles volando
en las cercanías del Capiro, que dejaron cicatrices perennes en su cara como validación de una niñez
"popular ". La villaclara
continúa presente en la juventud más
madura con los relatos de su expulsión
del Instituto, la prisión y el
ritornello que nos acompaña hasta nuestros días con la reciente
expulsión –que denuncia– de Karla una profesora teen de la Universidad Central por motivos puramente ideológicos. "En el marxismo los
ciclos se repiten, incesantemente" dijo Albertini.
La discusión general tuvo su culmen en la
apreciación de alguien del público acerca del realismo mágico en la obra de
Albertini, que negó enfáticamente haciendo una apelación y recorrido por su
autodidactismo desde Boccacio a Vargas Llosa. Albertini, –al margen del didactismo de la Academia, que
no tuvo–, nos deleitó entonces con la
enumeración de sus largas lecturas y
conocimientos de los clásicos del idioma
y mas allá; o sea, sus reales influencias. Don Alberto Muller terció con su opinión de que hay mucho de realismo mágico
en la obra de su amigo, pero que esto es un hecho mucho más reciente, que se ha
ido introduciendo en las últimas novelas
del escritor. La opinión, no expresada, de un asistente anónimo: Santiaguito,
es que no se puede encasillar a J.A. en su quehacer, puesto que desde el
principio es un escritor ecléctico, que bebe de muchas fuentes y vivencias
personales totalmente únicas desde su bautizo como pilongo.
El éxito de esta luminosa tarde fue concluido
con la liturgia de costumbre: venta y dedicación del libro; el intercambio y saludos de los asistentes y un
regio brindis a las puertas de Flagler
Street, espléndida vista del tráfico moderno pop en el crepúsculo variopinto de
nuestra Miami de noche.
Felicitaciones a Albertini y a la co-autora: su esposa. Estoy orgulloso
de ambos.
19 de
abril del 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario