sábado, 22 de abril de 2017

MAFIA, FUNDAMENTALISMO Y OTRAS SORPRESAS

"...HAY QUE AGREGARLE LA IMPORTANCIA DEL CONFLICTO..."

Por, Luis Marin.

El vistazo más superficial a la nomenclatura cubana revela que la familia Castro ocupa sin discusión el tope de los cargos de poder; pero no son sólo ellos, con sobrada razón se han llamado “los herederos” a los delfines de los veteranos de la Sierra Maestra, que son una especie de aristocracia revolucionaria, mucho más exclusiva que los amos de Buckingham.


La realeza cubana se ha educado en las mejores universidades del mundo y no precisa ni exclusivamente en la Universidad Lomonósov de Moscú, se encuentran perfectamente adiestrados para asumir las riendas del negocio familiar tan pronto sus viejos vayan dejando el paso abierto por razones estrictamente generacionales.
               En Venezuela el nepotismo se ha llevado a extremos absolutamente delirantes, como todo lo que ha hecho esta revolución en materia de oportunismo, corrupción, ventajismo y abuso de poder. Fue un pasatiempo estimulante perseguir, por ejemplo, al apellido Flores en los intersticios administrativos de la antigua Asamblea Nacional durante el reinado de Cilia;  como es igualmente extendido el apellido Cabello.
            Cuando designan a alguien jefe de una institución, desde un ministerio a cualquier empresa del Estado, una refinería de petróleo o una empresa expropiada, lo primero que hace es llevar a su cónyuge como gerente de algo, luego los hijos, sobrinos, después los colaterales y así hasta el jardinero, el chofer y la doméstica, que a partir de ahí van a cobrar de los fondos públicos.

           Cuando el ente se arruina, como suele suceder, lo ascienden a otro y así hasta llegar a donde estamos ahora, al borde del colapso total, en una sorprendente privatización de las instituciones públicas en nombre del socialismo.
           Si nuestra situación no fuera suficientemente trágica, hay que agregarle la importación de conflictos que nos son completamente ajenos, como el conflicto del medio oriente, por ejemplo.
            Por arte de “la solidaridad entre los pueblos”, la ideología justificadora del papel de carne de cañón de los soldados cubanos en la geopolítica de la guerra fría, ahora nos hemos convertido en aliviadero no solo de la guerrilla colombiana sino de cualquier otra parte del globo donde se combata al enemigo común, el imperialismo  norteamericano.
          Así, Venezuela se ha convertido en una ficha en el tablero global de una confrontación extra fronteras de la que no se puede derivar ningún beneficio  pero sí graves perjuicios.
        Y este es el último tema que sale a relucir en nuestro debate, traído al panel por los participantes: el hecho incontrovertible de la presencia creciente de organizaciones extremistas islámicas que enrarecen todavía más nuestro ya turbio panorama político.
        Venezuela ya no es solamente el puente para el narcotráfico que sale de Colombia hacia Europa y los EEUU, sino que es receptora de islamistas que se “occidentalizan” en el país, adquiriendo nuevas identidades y fisonomía, para seguir sus rutas de infiltración en Norteamérica, Canadá y México inclusive.
Finalmente, la consigna de salir de Maduro ya quedó superada por los hechos, no sólo porque no gobierna al país, si es que lo gobernó alguna vez, superado por las logias militares SA, sino porque aún en ese caso, ¿cómo salir de las FARC y el ELN, de Hezbolá e Irán?

El cuadro es complicado y peligroso, imposible de resolver en un bosquejo tan limitado y breve como el que disponemos.
Pero esta es la línea de reflexión que hemos propuesto y reiteramos.


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