" Solamente aislandose por completo, dice oscar Wilde, se puede trabajar."
Carlos Benítez Villodres
Málaga (España)
Tomado del blog “Pensamiento”
La soledad, que significa aislamiento o confinamiento,
falta de contacto con otras personas, puede tener origen en diferentes causas,
como la propia elección del individuo, una enfermedad contagiosa, hábitos
socialmente inaceptados u otras como la situación social o laboral de la
persona.
La soledad durante períodos breves es a veces
valorada como un tiempo más o menos corto para trabajar, pensar o descansar sin
ser distraído.
Para Kafka, que vivía en Praga
con su familia, la soledad era difícil de conseguir y al mismo tiempo
imprescindible. Por eso, las noches eran
su momento preferido para escribir. En una carta a Felice comenta: “Para poder
escribir tengo necesidad de aislamiento, pero no como un ermitaño, cosa que no
sería suficiente, sino como un muerto. El escribir en este sentido es un sueño
más profundo, o sea, la muerte, y así como a un muerto no se le podrá sacar de
su tumba, a mí tampoco se me podrá arrancar de mi mesa por la noche. Esto no tiene que ver directamente con la
relación con los hombres, pero es que sólo soy capaz de escribir de esta forma
sistemática, coherente y severa, y por lo tanto, sólo puedo vivir así”.
Susan Sontag recuerda al escritor
de “La metamorfosis” cuando habla de su necesidad de soledad para buscar “la
propia voz”. Kafka imaginaba un taller en el sótano de un edificio, donde dos
veces al día alguien pusiera algo de comer en la puerta. Él decía: “Para
escribir nunca se está suficientemente solo”.
Pienso en escribir como en estar en un globo, en una nave espacial, en
un submarino, en un armario. Es ir a
algún sitio donde no hay nadie a concentrarse, a oír la propia voz de uno.
“Solamente
aislándose por completo, dice Oscar Wilde, se puede trabajar. La ociosidad te proporciona la disposición
para escribir, y la soledad, las condiciones.
La concentración en ti mismo te devuelve al nuevo y maravilloso mundo
que surge en el color y la cadencia de las palabras en movimiento”.
Paul Auster escribió tras la muerte de su padre “La
invención de la soledad”, una de las reflexiones más lúcidas sobre la capacidad
y la necesidad que tiene el escritor de estar solo: “…Creo que lo asombroso es
que cuando uno está más solo, cuando penetra verdaderamente en un estado de
soledad, es cuando deja de estar solo, cuando comienza a sentir su vínculo con
los demás…”.
“Creo, en realidad, que en el trabajo literario uno
siempre está solo, dice García Márquez. Como un náufrago en medio del mar. Sí, es el oficio más solitario del
mundo. Nadie puede ayudarle a uno a
escribir lo que está escribiendo”.
Muchos son los
escritores que reivindican un espacio y un tiempo propios en el que la única
compañía sean sus fantasmas. Y es que para escribir se necesita estar en otro
mundo, lejos de la gente y del ruido, porque es preciso un silencio absoluto en
el que sólo se escuche la voz de uno mismo.
Es evidente que el escritor escribe en soledad, la
necesita para plasmar en el papel o en la pantalla del ordenador aquello que le
sale de sus adentros. “Cuesta
pensar, manifiesta el escritor chileno Edmundo Concha, que existan personas que
se aíslan y sólo cultivan su espiritualidad, en este caso leer y escribir (como
Alone -Hernán Díaz Arrieta-). Sin duda son personas
hipersensibles, con gran riqueza interior, y eso los hace capaces de no
importarle las cosas que a la gente le interesa, sino abocarse a la lectura y a
escribir”.
Existen y han existido siempre. Y siempre han
chocado con el exterior, vulgo o masa, porque a ésta no le cabe el
desligamiento de alguna de sus partes, ya que constantemente lucubra que el
mundo está inmerso en la mayoría.
Ciertamente, los artistas en general necesitan de
algún sosiego para realizar su trabajo y esa quietud, obviamente, se la
proporciona la soledad. Es imprescindible. Sólo las personas inteligentes y
cultas entienden esto y lo respetan. Los tontos, los huecos, los mediocres no
pueden y le saben a “rareza”, a cuestión de locura. Por eso, los verdaderos artistas se rodean de seres que los
comprenden y se amoldan a sus costumbres. De lo contrario, pierden.
Interesante el tema de la soledumbre en los
escritores, en especial porque toca un punto exclusivo que conviene tener en
cuenta. En nuestra vida, hemos
percibido la diferencia que marca la clausura interior. No ha sido fácil, porque se tiene que lidiar a diario con
las obligaciones, los deberes, “las cosas simples de la vida”…
“La soledad es una
vasta región, expresa el escritor torrevejense
Rodolfo Carmona, donde dormimos y soñamos. La soledad es un mar sin oleaje, un
lago en mitad del desierto, una ninguna parte en cualquier parte. La soledad
visita siempre al escritor cada vez que éste la llama, que la necesita. El
escritor necesita la soledad, pero la soledad no necesita al escritor”.
Cuando el escritor se
dedica a su obra, debemos dejarlo solo, en brazos de la soledad, pero nunca
debe sentirse solo porque esta situación para él le llevaría a la
desesperación, a la muerte.
El escritor Malagueño de reconocido nombre nos deja una muestra de su etilo que nos lleva a leer un tema muy interesante, como es la "soledad del escritor" que busca para dar sentido aquello que escribe. Como el dice "la soledad es un mar sin oleaje, un lago en mitad del desierto" Enfoque nos trae a sus páginas escritores que dan gusto el leer.
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